Lunes, 03 febrero 2020    

A propósito de la fiesta de nuestra Virgencita de Suyapa

En este día de celebración de la fiesta de la Virgen María de Suyapa, patrona de Honduras, muchísima feligresía se moviliza con devoción a la basílica de Suyapa para presentar con fe sus rogaciones y para agradecer, en medio de sus calamidades, tantos favores recibidos. Esta fiesta es grandiosa y muestra la fe y devociones más profundas de nuestro pueblo católico.

Es muy bonito que el día de la Virgen de Suyapa se acentúe la fe y la esperanza. Sin embargo, la fiesta de la Virgen de Suyapa también deja sus secuelas de tristeza, de pesadumbre y frustración. Usar la fiesta de la Virgen de Suyapa para destacar a personajes de la política y a funcionarios públicos que tienen mucho que dar cuenta sobre sus actos contrarios a los del Evangelio, es jugar con la devoción sincera del pueblo. La gente asiste al templo y a las celebraciones movida por su fe y su devoción.

Aprovechar el día de la Virgen de Suyapa para ensalzar a personajes del gobierno y elevar el perfil de militares y políticos, no puede ser sino una irresponsable manipulación de un acto religioso. Y es una manera excesivamente irresponsable de sectores tanto de la Iglesia como del Estado, para sacar ventajas mutuas de la devoción religiosa popular.

Todavía más. Que la imagen de la Virgen de Suyapa sea usada para bendecir a quienes se escudan en el Estado para huir de denuncias y acusaciones por actos de corrupción alarmantes, como ocurre con el actual titular del ejecutivo, no puede ser sino un acto descarado de manipulación que no puede quedar en el silencio, y alguien desde la Iglesia tiene que decirlo, y nos toca a nosotros decirlo.

Estas prácticas en lugar de ayudar a que la Iglesia recupere la confianza, contribuyen a su desprestigio. Y aunque sean unos pocos los que promueven e impulsan estas irresponsabilidades y manipulaciones,  estos actos salpican a toda la Iglesia

Qué hermoso sería que los pastores que administran la Iglesia de Tegucigalpa, unieran esta devoción a la Virgen a las demandas nacionales porque se investiguen y judicialicen a los funcionarios públicos por ser directamente sospechosos de dirigir redes de corrupción desde las más altas esferas del Estado, y por eso mismo arrasaron con la Maccih y la Ufecic para evitar que nadie los toque y menos ir a la cárcel.

Si nuestros pastores hacen estos llamados, honrarían a la Virgen María de Suyapa y estarían en el camino profético que inauguró nuestra madre María en su canto del Magnificat. Si no lo hacen y permiten que esos personajes entren en el templo de la Virgen como si fuese su casa, están siendo cómplices de delincuentes. Ese es nuestro deseo, y lo elevamos en este día  a la Santífima Virgen María, la Morenita de Suyapa.

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