Jueves, 11 junio 2020 | ![]() |
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A tres meses de la pandemiaHan pasado tres meses de la declaración de estado de emergencia, y seguimos gobernados por el miedo e incertidumbre. Llevamos tres meses de improvisación, pero con cadenas nacionales donde el Gobierno afirma que todo está bien, que sobran las camillas y los medicamentos en los hospitales. Tan bien estamos que tenemos la apertura inteligente de la economía. En contraposición a las fantasías del Gobierno, está la realidad que vive la gente. Ciudades llenas de personas pidiendo alimentos, miles de vendedores y vendedoras ambulantes en las calles vendiendo para no morirse de hambre, gente muriendo en aceras de los hospitales y miles de pacientes atendidos en carpas improvisadas y sin el equipo necesario. Tres meses después la precariedad en los hospitales sigue intacta, los médicos siguen esperando presupuesto para acondicionar las salas para los pacientes de Corononavirus, siguen esperando los 95 hospitales que ofreció el usurpador cuando declaró la emergencia. Se registran médicos que en medio del llanto denuncian el sufrimiento de los pacientes por falta de oxígeno y advierten que el colapso hospitalario es cuestión de tiempo. Tres meses de confinamiento que han sido fundamentales para fortalecer y ampliar la vida de la narcodictadura. Con este propósito han impulsado a mata caballo decretos presidenciales que están reconfigurando el Estado para concentrar más poder presidencial que advierten vientos de continuismo. En tres meses se aprobaron 100 mil millones de lempiras para la emergencia. Sin duda, es la emergencia con más recursos nacionales asignados, como también las más precarias de la historia. Tres meses después hay serias denuncias de corrupción sobre el manejo de los fondos y el Gobierno es incapaz de informar sobre el uso de esos recursos, algunas voces advierten que esos millones ya están fueras de las cuentas del Estado. En este escenario de mentiras, latrocinios y hambre no nos queda otro camino que salvar vida desde la sabiduría y generosidad de los pueblos. Tenemos que aprender de los hermanos ecuatorianos que ya pasaron por este escenario. El autocuidado y cuidado entre vecinos salvo muchas vidas, porque medicamente todo había colapsado. Vienen tiempo duros, apostemos por salvarnos en racimo. |
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