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  Miércoles, 2 junio 2021    

Ante el vendaval político que se avecina

Ya estamos en el ambiente proselitista de la cuarta edición de un proceso electoral que se desarrolla en el contexto de pacto de impunidad y de una pandemia que ha extremado los actos de corrupción del círculo que gira en torno al liderazgo de Juan Orlando Hernández.

En las tres ediciones anteriores –2009, 2013, 2017– se impuso el continuismo cachureco, y no existen datos firmes que adviertan que ocurra algo distinto en esta cuarta contienda electoral que se celebra después de la ruptura constitucional de junio de 2009. Quienes diseñaron e impulsaron el golpe de Estado llegaron para quedarse, y ni por asomo devolverán el poder del Estado a través solo de comicios electorales. Esto es lo que se llama proyecto autoritario dictatorial.

Este proceso electoral está inserto en la vertiente de inestabilidad política e institucional que se viene arrastrando a lo largo del presente siglo, y que se agudiza y complementa con las vertientes de desigualdad y la vertiente de degradación ambiental, dinamismos destructivos que con la pandemia se han profundizado.

Si la tendencia es a mayor deterioro político institucional, no podría ser distinto para un proceso electoral que ha venido dando esas señales de crisis a lo largo de las tres ediciones electorales inmediatamente anteriores. El proceso electoral se ha convertido en principal campo de disputa por quienes están interesados en mantener privilegios y capitalizar las diversas crisis para hacerse de más poder y control sobre el Estado y los bienes públicos y naturales.

Esta cuarta edición del proceso electoral será sin duda la más conflictiva que todas las anteriores.  Todos los vientos apuntan a una campaña electoral conducida férreamente por las fuerzas políticamente más tenebrosas, lideradas por el cachurequismo de la estirpe más cruda y pura, con respaldo directo del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el sector más exclusivo de la oligarquía empresarial, los propietarios de los principales medios de comunicación y con el respaldo “subliminal” de quienes controlan los corredores hondureños del crimen organizado.

Sobrevivir a este vendaval político desde la mesura y control de pasiones para evitar estériles confrontaciones y no quedar damnificados ante las turbulencias que se avecinan, será la actitud a cuidar entre los sectores del movimiento social y popular, para quedar con capacidad de contribuir a recomponer fuerzas de cara al siguiente escenario post electoral, que arrancará inmediatamente después del 28 de noviembre de 2021.

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