De las pesadillas a los sueños

No es fácil soñar en tiempos de crisis, sin embargo, la población hondureña lo ha hecho, y el Sondeo de Opinión del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación, ERIC-SJ, los ha recogido. Sueños que pintan la sencillez, pero también la claridad de lo que se le ha negado o robado en décadas.

Los sueños de las familias están estrechamente ligados con el país soñado. Cuando se preguntó por los sueños familiares se observa que el 26.6 por ciento dijo que tener un trabajo digno; tener una casa 19.8 por ciento; que todos puedan estudiar 17.1 por ciento; tener comida para la familia 7.7 por ciento; mejorar condiciones de vida familiar 7.6 por ciento; caminar libremente por las calles 7.4 por ciento, entre otras expresiones.

En cambio, para la población el país soñado debe tener al menos cinco rasgos dominantes: toda la gente trabajando (28.7 por ciento), un país sin violencia (23.1 por ciento), un país sin corrupción ni impunidad (11.7 por ciento), un pueblo bien educación (7.9 por ciento) y con salud de calidad (6 por ciento).

La espiral de los sueños la podemos pintar de tres colores: están los sueños personales, como tener casa, un trabajo, educación y seguridad, en un segundo color de la espiral podemos ubicar los sueños de un país con su gente disfrutando los ríos, sus montañas, limpios de privatizaciones, de proyectos mineros y concesiones hidroeléctricas, y en un tercer color estarían los sueños de una institucionalidad donde no se les robe sus bienes naturales, ni su presupuesto, y que castigue a todos aquellos que atenten contra los sueños de la gente.

Claramente los sueños se contraponen a las pesadillas y están conectados a las carencias cotidianas que son parte de la vida de nuestra gente. Esas pesadillas responden al paisaje sombrío de la crisis económica, de inseguridad y violencia, de corrupción e impunidad como los problemas más sentidos por la ciudadanía, siendo estos los ejes fundamentales para el atrapa sueños de las grandes mayorías.

Pero los sueños aquí plasmados también deben ser los horcones en los que se sustente la reconstrucción de los tejidos políticos, económicos, sociales y culturales cuestionados por el Coronavirus. Estos sueños y las voces de sus protagonistas nos convocan a escucharlos para concretar nuestras respuestas territoriales, temáticas y organizativas. Pa’ luego es tarde.