Miércoles, 16 de Marzo 2022 |
De que se va, se va
Es un hecho, es asunto de tiempo, y no un tiempo prolongado. Es asunto de procedimientos, y de respeto al debido proceso. Las autoridades del gobierno de los Estados Unidos se cuidan de cumplir todo lo que manda la ley, no pueden darse el taco de cometer un error de procedimiento que luego los abogados de Juan Orlando Hernández en Estados Unidos puedan sacar de la manga para demandar su devolución.
Pero de que se va, se va. Aquí no valen las lealtades de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que a Juan Orlando Hernández le costó millonarias sumas. Ni vale el Fiscal General. A fin de cuentas, la lealtad de un mercenario termina cuando aparece un mejor postor, o cuando su jefe ha caído en desgracia.
Tampoco valen las quejas de doña Ana Carías ni su recurso ofensivo a Dios, a quien se debe dejar en paz. Doña Ana debía invertir sus sentimientos, su mente, sus energías y sus recursos en prepararse para hacer frente a la justicia, puesto que en asuntos de corrupción, Juan Orlando Hernández la tuvo como una de sus principales compinches. Que la doña es corrupta de primer nivel, ya lo ha dicho la UFERCO, y esas acusaciones se deben reactivar lo más pronto posible.
De que se va, se va, lo que queda aquí es el torbellino que el hombre de la droga ha dejado a diestra y siniestra. Está muy bien que Estados Unidos extradite a cuanta gente sea posible, para cumplir con su justicia. Lo que queda es la responsabilidad legal y ética por hacer justicia aquí en Honduras. El que se fue, ya lo juzgará y condenará la justicia gringa. Queda la alta tarea aquí: que la justicia persiga a los corruptos, muchos de ellos incrustados en estructuras del Estado y en partidos políticos. La condición para que haya justicia es que la demandemos los diversos sectores de la sociedad, y que el Congreso Nacional ponga en marcha el proceso que sea necesario para apurar el nombramiento de un nuevo Fiscal General y la elección de nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Y que las nuevas autoridades nunca jamás sean electas en base a distribución de filiación partidaria. Y que el proceso culmine con la instalación de la CICI-H para que ponga en marcha las investigaciones que conduzcan a identificar plenamente a las redes de corrupción en impunidad, y que los culpables terminen pagando sus delitos en la cárcel.
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