Miércoles, 05 febrero 2020

Educación: las tareas del año

Las Naciones Unidas se propusieron en sus formidables planes repletos de ilusiones y dólares para consultores, que para el año 2015, todos los pueblos del planeta tendrían asegurada la primaria para toda su niñez. Pasaron cinco años de aquella meta y en Honduras se informa que las matriculas en lugar de subir bajaron drásticamente, y los niños y niñas en semáforos o en la venta callejera han aumentado escandalosamente. No solo no se cumplió aquella meta de consultores de oficinas, sino que al menos en Honduras el retroceso es un dato irrefutable.

Comenzaron las clases formales en las escuelas, en los colegios y en la universidad. Curioso: aumentó la matrícula en la educación privada, y disminuyó en los centros públicos. Un alto porcentaje de la población infantil no ha ingresado a las aulas escolares, y otro porcentaje ingresará pero se irá retirando en cuanto vaya apretando su situación de hambre y de pobreza familiar.

El año pasado los gremios magisteriales junto con el sector médico y de enfermeras lucharon desde la Plataforma por la defensa de la educación y la salud públicas. Hubo un momento del año que los dirigentes defendieron los derechos a salud y educación con mucha valentía. Al poco tiempo, como llamarada de tusa, todo se convirtió en cenizas.

De pronto corrió la noticia de que no pocos de los dirigentes magisteriales firmaron con un gobierno enemigo de la educación pública compromisos que protegen algunos de los derechos del magisterio y de esa manera dieron legitimidad a un régimen ampliamente reconocido como impostor e ilegal.

Educación hay por montones. Es cierto. Pero no la que necesita al país. Los políticos nos educan para la mentira, el cinismo y vivir de la apariencia. Y a ellos se suman no pocos pastores religiosos. En estos días estamos recibiendo altas dosis de esta educación que nos hace retroceder hacia un pasado de ignorancias y obediencias ciegas. O lo que es lo mismo, para anclarnos sin misericordia en una cultura que se sostiene sobre la base de que la persona para poder vivir tiene que pasar buscando, por igual, a quien obedecer y a quien controlar.

Esta es la educación que tanto abunda en el país. Una vez que han comenzado las clases hemos de caer en la cuenta de dos grandes tareas hondureñas con la educación: la primera: pelear por cambios profundos en las políticas hondureñas para que alcancemos una administración pública que eduque con el ejemplo, el testimonio, la democracia y el respeto cabal al Estado de Derecho. Y la segunda, porque todos los sectores, desde los gremios magisteriales, padres y madres de familia, los diversos grupos sociales, populares, étnicos, territoriales, religiosos y políticos, pongamos todo nuestro empeño por una educación pública, gratuita y de calidad.

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