Miércoles, 05 mayo 2021    

El encanto de aspirar y buscar un cargo público

En un país tan atiborrado de problemas, conflictos y violencias, no deja de ser paradójico que abunde la gente que hace hasta fraude, inflando urnas, para buscar un puesto ya sea como candidato a alcalde, diputado, designado a la presidencia  o como presidente de la República. ¿Dónde está el encanto de buscar un cargo público en un Estado con una institucionalidad derruida?

Si fuese por los discursos de los candidatos, la motivación es clara: servir a la patria. Y si fuese por lo que dicen, en Honduras abundan a más no poder gente demócrata, patriótica y con un amor apasionado por Honduras. Si fuese por los discursos, en ninguna parte del planeta hay gente más comprometida con el Estado de derecho que los que se han lanzado como candidatos a un cargo público. Es tanto el amor a la patria que no dudan en inflar las urnas si es necesario, con tal de que ese amor se exprese en un cargo de elección popular.

¡Cuánto amor tienen por Honduras y por el pueblo los aspirantes a cargos de elección popular! Por ese amor los aspirantes se desgañitan en plazas, calles, parques y veredas, aguantan lluvias y se les pela la piel ante tanto sol que soportan, y cargan en sus espaldas bolsas de provisiones porque necesitan hacer sentir a la gente más pobre cuánto amor tienen por ella, tanto amor, que a algunos hasta se les ruedan las lágrimas ante el sufrimiento humano.

Unos más, otros menos, pero todos los candidatos y partidos, coinciden en decir que son distintos a los demás, porque mientras los demás buscan aprovecharse del Estado y abusar del pueblo, ellos sí están comprometidos con los cambios que el país está necesitando. Y si dicen estar de acuerdo con las alianzas, lo dejan muy claro: la principal alianza no es con otros candidatos o partidos, la alianza verdadera ha de ser con el pueblo, y punto!

La inmensa mayoría de quienes aspiran a un cargo de elección popular, ya están ostentando un cargo público, y algunos llevan en ese cargo cuatro, ocho o doce años. Pero su discurso de amor a la patria es como si ninguno de ellos tuviese que ver con los desastres en la institucionalidad pública. Esos candidatos son los que más vociferan que van a resolver los problemas en nombre de la democracia y del Estado de Derecho. Y todos ellos dicen que combatirán la corrupción y el narcotráfico, aunque estén señalados en casos de saqueos o de vínculos en negocios ilícitos.

El encanto de buscar un cargo público reside en aprovechar la institucionalidad esquilmada para sacar beneficios personales y familiares, y porque un jugoso sueldo en un cargo público resuelve muchos problemas individuales en un país atestado de desempleados. El encanto de un cargo público se hará realidad en muchos candidatos actuales, pero eso no significa que podrán gobernar, darán rienda suelta a sus ambiciones personales, y el país y su gente seguirán a la deriva y a la zumbamarumba, y todo, por dejarnos atrapar y llevar por el atractivo encanto de un cargo público en una institucionalidad en ruinas.

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