El fervor patriótico catracho

El mes de septiembre es una de las ocasiones más oportunas para flamear banderas, escudos, próceres y entonar las gloriosas notas del himno nacional, hasta desgañitarse de patriotismo. Nunca como en esta ocasión septembrina tiene más validez la expresión aquella de dime de qué alardeas y te diré justamente de qué careces.

Cuando más la gente del gobierno habla de honradez y transparencia, es precisamente porque se afana en ocultar o desviar la atención de los saqueos y escándalos, en este caso relacionados con los recursos destinados a atender la emergencia del Coronavirus.

Este mes de septiembre estará especialmente lleno de patriotismo, y no será extraño que también de fervor electoral. La necesidad de limpiar el rostro de Invest-h, luego de haberse conocido la estafa de los hospitales móviles, así como de desviar la atención al caso de la sentencia condenatoria a Tony Hernández, obligará a centrar la atención en las hermosas buenas noticias que traerá la comisión que con fondos del pueblo fue a Turquía a recabar datos que desvirtúen las versiones de quienes tanto daño quieren hacerle a la imagen del gobierno.

Como saludo al mes de la patria los convidados a Turquía, luego de millonarios gastos que se suman a los fondos que debían destinarse a aliviar el dolor de los pacientes del Covid, los paseadores turquesinos nos vienen a decir que los hospitales móviles son la mayor de las maravillas del presente siglo, y que todo lo que se ha dicho en contra de los bienhechores, Bográn y Axel, han sido maniobras de gente venenosa.

A esta comisión turquesina, patriota como el color turquesa de la bandera nacional, se unen los resultados de la profunda y exhaustiva investigación que ha realizado la Comisión Interventora de Invest-h, que entre otras cosas concluye que todas las acusaciones en contra de Bográn y Axel, han sido maniobras de politiqueros.

Lo hecho por Bográn, quien ganaba el cómodo sueldo de 230 mil lempiras mensuales, en coordinación con Axel, se corresponde a auténticos servidores públicos, y a los cuales el gobierno y pueblo hondureño debían premiar en este mes de septiembre declarándolos los nuevos próceres.

Estamos en el mes de la patria, y hemos de prepararnos para las expresiones más inverosímiles y estridentes en torno al fervor patriótico del cachurequismo y sus allegados. Y a falta de los ridículos ruidos de tambores, contaremos con los ruidos de las redes sociales y los medios de comunicación, con la estridente bulla que a diestra y siniestra nos harán creer que somos libres y soberanos, en una patria mancillada y ausente.