El oficio de despertar
Vivir adormecido es lo más estable. Lo más incómodo y desestabilizador es despertar. El asunto no es dormir, porque adormecidos hemos pasado por largo, largo tiempo. El asunto está en despertar. Y eso nos saca de nuestras seguridades. Estamos más acostumbrados a vivir adormecidos que a vivir despiertos.
Hay personas y grupos cuyo oficio es mantener adormecida a la gente. Son los adormecedores. Su oficio no es solo adormecer. Es impedir el despertar de la gente. “El pueblo adormecido jamás estará unido” parece ser la consigna de los adormecedores.
Los adormecedores tienen como estrategia hacer creer a la gente que no está adormecida. Lo peor que le pasa a la gente adormecida es no darse cuenta de que está dormida, y por eso mismo, nunca siente la necesidad de despertar porque hasta cree que está despierta.
A la gente se le adormece para que se trague como verdad lo que dicen los medios corporativos, y la campaña oficialista. Pero también está adormecida la gente que trabaja en esos medios, aunque tengan el oficio de adormecedores.
A la gente se le adormece para que se trague los sermones bulliciosos de predicadores demagogos, sin sustento teológico evangélico. A la gente se le adormece para que se trague los partidos de fútbol, y hasta se pelee por ellos, sin darse cuenta que son un negocio, un somnífero para que la gente se quede adormecida aunque celebre un gol a grito partido.
A la gente se le adormece para que se trague el proselitismo politiquero y se deje arrastrar por discursos que endulzan y ocultan la miseria de sus contenidos. La gente se deja adormecer y queda embelesada viendo y buscando el Norte Carnicero como solución a sus hambreadas cotidianas. Se queda adormecida en esa pesadilla, creyendo que es el sueño prometido.
El oficio de adormecer lo ejercen los medios de comunicación corporativos, las iglesias bullangueras, los dirigentes de los partidos políticos, los manipuladores del fútbol, los empobrecedores de la sociedad con sus políticas económicas, y la gente adormecida recibe las dádivas populistas creyendo que es de un buen gobierno.
Y también ejercen el oficio de adormecedores los falsos dirigentes sociales que encerrados en una burbuja de seguridades, creen que interpretan a la gente sin mojarse en sus realidades de angustia. Hay mucha gente adormecida y un buen puñado de adormecedores. ¿Qué es de lo que más carecemos? Sin duda de auténticos despertadores sociales y populares. Un pueblo adormecido será siempre víctima de los intereses de los adormecedores. Solo el despertar de la gente conducirá a estremecimientos profundos de toda la estructura de la sociedad. Necesitamos hombres y mujeres que despiertos de su sueño de engaños, ejerzan el más necesario de todos los oficios: desenmascarar a los que ejercen el oficio de adormecedores al tiempo que despertar al adormecido pueblo hondureño.
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