Viernes, 01 Octubre 2021    

En el aniversario de la capital

La capital está de aniversario, cumple 443 años. A pesar de que a los capitalinos no les gusta que hablen de la ciudad, es necesario cuando hay necesidad de repensar el país. El último grito fue por la cancelación del aeropuerto Toncontín para vuelos internacionales, un pellizco al orgullo de los capitalinos.

El cierre del aeropuerto es apenas una señal de su decadencia. La fatiga ambiental es una realidad cada vez menos discreta, sus cerros gritan la falta de bosque, sus quebradas denuncian la carencia de agua, y mucha gente desde sus silencios y encierros muestran sus angustias y miserias. Tegucigalpa es una ciudad que no produce el agua que consume y no genera el trabajo que su gente necesita.

Su deterioro no solo es ambiental, también es política. En ella casi todo se mueve desde el cálculo político y los corredores subterráneos son los escenarios para los consensos políticos, donde se reparten o se compran magistrados, diputados y fiscales. Es la principal sede de la subasta diaria de funcionarios públicos. En la capital lo único transparente son sus cerros pelados, sin bosques, llenos de casitas, que por la noche se transforman en una villa navideña.

Su decadencia no es por falta de recursos, en ella se queda la mayor parte del presupuesto nacional. Quien está dentro del presupuesto existe, quien queda fuera del presupuesto está en problemas en la ciudad. Del presupuesto se alimentan todas las elites, el activista del barrio y hasta el consultor internacional. Quien queda fuera del presupuesto, tiene que rebuscarse en los hangares de la cooperación internacional y si no le entiende al trámite, le espera el espeso mundo de la economía informal.

La ciudad está para repensarse. Estamos ante una oportunidad para impulsar un proceso serio de descentralización de los servicios y bienes públicos al resto de ciudades importantes del país, una oportunidad para avanzar en un proceso de descongestionamiento de sus barrios y calles, una oportunidad para trabajar en su sostenibilidad ambiental.

En el mediano plazo hay que pensar Tegucigalpa para una ciudad mediana, especializada para el turismo y para estudios superiores. En sus haberes tiene el centro histórico y las principales universidades del país, que con un poco de inversión en infraestructura y creatividad se puede convertir en la ciudad del conocimiento, la cultura y el arte.  Y como cualquier ciudad mediana, necesita un pequeño aeropuerto para sus turistas y viajeros locales.

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