Huyen para vivir

Sábado, 25 Enero 2020

Huyen para vivir

Nuevamente, entre tres mil y cuatro mil hondureños y hondureñas decidieron conformar la primera caravana de migrantes del año. Se van porque no hay empleo, no hay comida, no hay salud, no hay educación y tampoco hay seguridad ciudadana. Y están dispuestos a dar hasta la vida en su intento por buscar vivir con dignidad o al menos garantizar una vida mejor para sus seres queridos.

En sus testimonios, cargados de dolor, impotencia e indignación, se puede conocer de cerca y de primera mano, las razones por las que se van. Son las mismas razones por las que, hace más de dos años, se comenzaron a presentar estas migraciones colectivas o caravanas. El país ha cambiado, pero de mal a peor porque el sistema de gobierno impuesto por algunos impunes que se creen los intocables, han convertido a Honduras en un país de injusticias, abusos e impunidad.

Esos hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas que se van son los mismos a los que el Papa Francisco llama como los descartados, los que el sistema mismo ha expulsado porque es un sistema en el que reina el acaparamiento, el arrebato y el abuso. Es el sistema en el que los que tienen más galillo tragan más pinol.

Los hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños se van porque buscan un mejor porvenir, buscar vivir, huyen para vivir, y huyen de un país que les ha negado todo, hasta su propia libertad. Hemos visto como, nuevamente, el gobierno del deslegitimado presidente Juan Orlando Hernández les ha cerrado hasta las fronteras, les impide salir, el gobierno los prefiere muertos en su patria que muertos en su intento de ser libres.

La Caravana es sólo la muestra de lo que nos espera en un año que será difícil, donde las posibilidades de acabar con la corrupción y la impunidad se reducen con la cancelación de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad, Maccih, y también las amenazas que ciernen sobre la presencia en el país de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, OACNUDH. Esa es la galopante impunidad con la que se arropan los políticos vinculados a grandes saqueos de la institucionalidad y al crimen organizado.

Es deber ciudadano parar esta barbarie, pero para lograrlo es necesaria la articulación en la que se definan nuevas reglas de relacionamiento donde se alejen los caudillismos, se dejen por fuera los protagonismos y se pongan sobre la mesa los puntos en común que deberán ser el inicio de un verdadero movimiento social amplio y aglutinador.