Inclusión y complementariedad

La conducción del Estado y de la sociedad desde la lógica de una minoría privilegiada ha hecho mucho daño, y está en la base de nuestra inestabilidad estructural. Seguir bajo la tiranía de la lógica de esta minoría, es seguir ahondando el camino de la exclusión, y en los hechos esto significa seguir atizando el fuego de la dictadura y autocracia.

La apuesta por una lógica nueva es asunto de necesidad nacional. No se trata de reemplazar a una lógica de minorías opulentas, como la actual, por otra lógica siempre de minorías, aunque fuese de sectores que dicen pertenecer al sector popular. Si hemos de romper con una lógica de minorías que tanto daño han ocasionado al país, es para impulsar propuestas desde la lógica de las inclusiones, en donde toda la gente quepa y en donde nadie quede fuera por razones ideológicas, políticas, religiosas o culturales.

La lógica de la inclusión y de la complementariedad, es el camino que necesita nuestro país. Somos conscientes que se trata de una apuesta quijotesca, porque la lanzamos en un ambiente en donde la diversidad se entiende a partir de la confrontación, y porque de muchas maneras cada sector busca situarse con cuotas de poder a partir de la aniquilación de los contrarios, de los que piensan y creen distinto. La lógica de la inclusión y la complementariedad no encajan con quienes propugnan por el triunfo de unos sobre la derrota aniquiladora de los otros.

Esta propuesta quijotesca se estrella frente a las decisiones que provienen de las actuales minorías, porque ellas están muy bien situadas como triunfadoras, y usan las leyes para imponer legalmente sus arbitrarias decisiones. Estas minorías exclusivas siguen implacables e impecables tomando decisiones sostenidas sobre la impunidad. Decisiones como aprobar un nuevo código penal que da sobreseimiento a ladrones de altos vuelos, expulsar a la Maccih, aprobar decretos para que estos mismos corruptos no sean investigados y aprobar fondos millonarios para ser manejados sin control, se insertan en la lógica de las minorías que sólo abonan mayor inestabilidad y confrontación a un país que ya está convulsionado.

Seguir demandando un modo nuevo de entendernos, de escuchar la voz de las mayorías aplastadas, romper con decisiones de élites que actúan como triunfadoras en un país derrotado, y seguir insistiendo en construir propuestas de Acuerdos Básicos Comunes a partir de consensos mínimos, seguirá siendo nuestra quijotesca propuesta para estos tiempos de creciente crisis humanitaria.