Miércoles, 26 Agosto 2020 | ![]() |
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La juventud cambia, si hay cambios profundos en la sociedadNuestra juventud no se traga el cuento de la honradez y el respeto que les exige la sociedad adulta. Nuestros jóvenes –muchachos y muchachas—saben que la gente adulta dice una cosa, pero por detrás hace otra, y alimentan unas relaciones que se definen por la doble moral o la hipocresía. ¿Cuál es la sociedad en la que los jóvenes se organizan en pandillas, se drogan, y se desenfrenan?: es la sociedad cuyo modelo subordina a la persona al capital y al mercado. Es la sociedad que se sostiene en el modelo de buscar la máxima ganancia al menor costo posible. Este modelo promueve el desarrollo tecnológico a favor de la cultura del desecho, de lo pasajero, del consumismo. La juventud sabe que hoy las industrias de maquilas, de los call centers y otras, ocupan su servicio, pero cuando están llegando a los 35 años, esas empresas desechan a sus empleados. En esta sociedad crece el niño y la niña y se convierten en jóvenes. Y crecen sin valorar la naturaleza, y crecen sin valorar las cosas, las tiran y así como desechan las cosas, así se van definiendo las relaciones humanas. Pero la responsabilidad primera no es de la juventud. Es la propia estructura económica la que sustenta una cultura juvenil consumista. Todo queda relativizado en esta sociedad de la prisa y de la mediocridad. No hay duda de que la juventud de los barrios marginados es la más amenazada por esta cultura del desecho y del consumismo. Marginada porque es acusada de violenta y de estar vinculada a las drogas, la juventud de los barrios pobres y periféricos, se acaba protegiendo dentro de organizaciones juveniles que le dan identidad y que la protege frente a un mundo que la agrede y discrimina. Atrapados en la droga y en el crimen organizado, los jóvenes de un barrio marginal se convierten simultáneamente en víctimas y victimarios en una sociedad que no ofreció más oportunidad que hundirse en su propia miseria y autodestrucción. Antes de exigir a la juventud que cambie, la juventud está demandando un cambio en el país y un cambio de sociedad. Cambia el sistema, cambia la juventud, he ahí el desafío. Y en la manera en que las diversas instituciones civiles, públicas y religiosas se sitúen ante este desafío de la realidad juvenil, estaremos diseñando el talante de las generaciones de la sociedad de las próximas décadas.
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