Miércoles, 20 Noviembre 2019 | ![]() |
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La oposición hondureña que Hoy necesitamosHonduras no cuenta con una oposición, precisamente cuando más la necesita. Oposición la entendemos como la respuesta política y social organizada de los sectores sociales y populares al sistema que produce injusticias, abusos e impunidades, y que en este tiempo pasa por la condición de luchar para quitarnos de encima la vergonzosa narco dictadura militar que se ha encaramado en el Estado hondureño. Hay oposición, pero es enclenque, atrapada en encierros, desconfianzas y con reducida visión de conjunto. En Honduras necesitamos una oposición que no se detenga en buscar puestos en el gobierno ni en asegurar cargos públicos para sus dirigentes y activistas. La oposición que necesitamos es aquella que brota de la coordinación de esfuerzos nacionales al tiempo que respeta las luchas locales. Ha de ser una oposición que vincula por igual las luchas y demandas sociales con las políticas partidarias. La oposición organizada no se ha de reducir a partidos políticos, aunque dialogue, negocie o establezca alianzas con estructuras partidarias que coincidan con demandas sociales. Los dirigentes de la oposición que necesitamos han de luchar prioritariamente para que los derechos de los oprimidos sean respetados. Los dirigentes de la oposición que necesitamos se han de caracterizar por unir la teoría con la praxis, que leen y están abiertos al debate porque no se quedan anquilosados en un solo pensamiento ni reducen sus convicciones a manuales, puesto que están constantemente renovando sus ideas para saber debatir a la altura de las complejidades de la sociedad. Sobre todo necesitamos una oposición con dirigentes que esencialmente están vinculados con la gente sencilla, desde nuevas concepciones y relaciones de horizontalidad, en donde la participación de las mujeres y los hombres se define a partir de nuevas relaciones de género, y desde el creativo y complementario encuentro inter generacional. La oposición que necesitamos ha de romper de un tajo con los partidos tradicionales y sus prácticas clientelares. Una oposición real ha de ser ante todo una instancia de movilización popular, un canal para que los grandes problemas de la población se se resuelvan, y que tenga capacidad de traducir los contenidos de las luchas nacionales e internacionales en problemas concretos que toquen el corazón y la vida de la gente sencilla. La oposición que necesitamos no puede activarse sólo para campañas electorales. Poner todas las energías y los recursos únicamente en actividades electorales o en dirigentes de partidos políticos, sería la manera más eficaz para adulterar la vida y riqueza de la oposición que necesitamos. Los conductores de la narco dictadura, a través de sus expresiones políticas necesitan y buscan tener una oposición que legitime el juego de la democracia formal, es decir una oposición a su manera. Eso nada tiene que ver con la oposición que necesitamos hoy en Honduras. La oposición que necesitamos debe ser en definitiva una expresión política y humana que represente los intereses nacionales desde la perspectiva de la gente más desfavorecida. Por ello ha de aglutinar a organizaciones y personas que estén llenas de gestos testimoniales, y que su identidad esté bañada de la ética de cercanía con el clamor de las poblaciones excluidas. |
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