Los beneficiarios del golpe de Estado son los que en este tiempo celebran contratos con las multinacionales y están poniendo en marcha las ciudades modelo. Son los que han utilizado al Estado ya no solo para sus negocios, sino para convertir el Estado en su más formidable negocio.
Los beneficiarios del golpe de Estado son los que reciben amplias felicitaciones por parte de las altas autoridades de los Estados Unidos, y son puestos actualmente como ejemplo y modelo a seguir, por eso a alguno de ellos, entre los más conspicuos representantes de la más alta oligarquía, se les elige como dirigentes del empresariado de América latina.
Los beneficiarios del golpe de Estado se aprestan en este tiempo a proseguir el control del Estado y de la economía a través de esa alianza pública privada, que deja a fin de cuentas todas las ventajas para las transnacionales, los mayores ganadores del golpe de Estado.
Los beneficiarios del golpe de Estado son los que en este tiempo se aprestan a profundizar las decisiones privatizadoras de los bienes y servicios públicos. El agua, la energía, los ríos, las carreteras, la salud, la educación, la minería, la tierra y todo lo que tiene que ver con la soberanía nacional, local, territorial, humana, jurídica, comunitaria y social se han puesto al servicio de la oferta y la demanda, y particularmente al servicio de las ganancias de los que hace nueve años impulsaron, patrocinaron, avalaron y bendijeron el golpe de Estado.
Los beneficiarios del golpe de Estado, los mismos que lo patrocinaron, son los que en este tiempo, nueve años después, han controlado todos los hilos institucionales para proseguir con el control indefinido del Estado a través de la reelección, la misma que usaron como argumento legal hace nueve años para asestar el golpe de Estado.
Los beneficiarios están muy bien identificados. Son los mismos que están detrás del asesinato de Berta Cáceres y de los crímenes contra los indígenas lencos y tolupanes, de mujeres y de periodistas, abogados y en general de defensoras y defensores de derechos humanos. Son los mismos de las privatizaciones y de las ciudades modelo. Son los mismos que saquearon el Seguro Social y las instituciones públicas. Son los mismos que se han confabulado con el narcotráfico y el crimen organizado. Son los mismos que han entregada la soberanía nacional. Son los mismos que prosiguen de golpe en golpe con el golpe de Estado.
A esos mismos es a los que la sociedad hondureña toca enfrentar, como condición para recuperar la patria que sigue profundamente herida, y a la que solo puede sanar la digna lucha de la gente que está decidida a convertir este dolor de patria en fuerza movilizadora hacia la construcción de soberanía popular y nacional.
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