Miércoles, 13 enero 2021 |
Los vientos que soplan desde el NorteDonald Trump no ha sido solo un fenómeno de extrema derecha de los Estados Unidos. Ha representado, y sigue siendo expresión del pensar y sentir de muchos estadunidenses, y simboliza la visión del mundo desde la perspectiva de la gente más rica, y que no está dispuesta a convivir ni negociar con otros sectores con los cuales no comparten las mismas ideas e intereses. Trump ha representado la voz y sentir de lo más crudo del imperio. Dentro de Estados Unidos hay muchos gringos muy nobles y solidarios. Pero los hay también muchos que odian a los latinos, que defienden su piel blanca, y desprecian todo aquello que huele a migrante. Trump representa a este sector, un sector al que no se puede despreciar, porque alcanza 70 millones de votantes. Trump sale de la presidencia, pero su fenómeno queda muy vivo y activo en Estados Unidos y en el mundo entero. Trump nos ha ayudado a descubrir que muchos yanquis de hoy, son los mismos yanquis de siempre. Ellos se apropiaron de nuestras riquezas e impusieron su “orden” y su democracia. Pusieron gobiernos y presidentes según sus antojos, y nos presentaron como modelo de vida la práctica americana de depredar, convertir en dinero y consumir infinitamente los bienes del planeta. Trump simboliza al yanqui que exprime la sangre de los pobres mientras desprecia su cultura. Se aprovecha de la fuerza de su trabajo mientras lo trata como un ser humano inferior. Sabemos que no todos los estadunidenses son como Trump, unos 75 millones votaron decididamente en contra de Trump y su modelo de vida y desarrollo. Hay mucha gente noble, solidaria, comprometida y que dentro del territorio de Estados Unidos son víctimas de la opresión, al tiempo que luchan por las libertades públicas y son solidarios con las luchas por los derechos de los inmigrantes. El trumpismo es un fenómeno poderoso y peligroso, y ante sus amenazas hemos de saber situarnos. Esta gente se siente dueña del mundo, y si asaltaron el Capitolio, símbolo de su democracia, qué no podrán hacer con nuestros países y economías, desde su lógica extractiva y de desprecio, porque a fin de cuentas esa gente encarna esa tradición infame de vernos a nosotros como su patio trasero. Cualquiera que sea la administración, la política de seguridad del gobierno de Estados Unidos es su prioridad en relación con nosotros, una seguridad que para nosotros es amenaza a nuestra seguridad y estabilidad interna. Cualquiera que sea la administración, los vientos que soplan para nuestro país no siempre son de bondades gringas, sino de amenazas que se pueden convertir en intervenciones, en el caso de los Demócratas. En todo caso, más allá de las diferencias de formas, de palabras, de banderas, de partidos y de género, y sabiendo que la salida de Trump es un alivio, especialmente para nuestros emigrantes, no es nada ocioso que alguien nos saque de la siguiente duda: ¿Habrá realmente cambios significativos con el cambio de administración en el gobierno de los Estados Unidos?
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