La inseguridad alimentaria se ha agravado debido a la pérdida de tierras agrícolas, mientras que la escasez de agua potable y la contaminación de fuentes de agua afectan la salud y el bienestar de estas comunidades. La sobreexplotación de recursos naturales, como los caladeros de pesca, ha llevado a la disminución de las capturas, dejando sin medios de subsistencia sostenibles a las comunidades pesqueras y agrícolas, forzándolas al desplazamiento.
En el informe “Libertad para Irse y Libertad para Quedarse: Protección de los Derechos Humanos en el Contexto de las Movilidades Ambientales” resalta los desafíos que enfrentan las comunidades de Bangladesh, Honduras y Senegal debido al cambio climático y la degradación medioambiental.
Estas poblaciones se encuentran en una encrucijada crítica, expuestas a fenómenos climáticos extremos como ciclones, inundaciones y sequías que amenazan sus vidas, hogares y medios de subsistencia.
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El informe subraya la importancia de garantizar la libertad de las personas para permanecer en sus hogares o migrar si es necesario. Reconoce el derecho a vivir en un entorno seguro y saludable, así como la necesidad de vías de migración seguras y legales. La migración medioambiental no debe considerarse un fracaso, sino una estrategia de adaptación legítima.
Este estudio forma parte de una investigación global realizada en coordinación con Secours Catholique – Caritas Francia, Caritas Senegal, y OKUP para estudiar las repercusiones del cambio climático y la degradación medioambiental en la vida cotidiana y la movilidad de las personas que viven en las zonas afectadas de Bangladesh, Honduras y Senegal. Mediante el análisis cruzado de estos tres casos, este informe pretende hacer recomendaciones políticas basadas en las experiencias reales de las personas que han sufrido los efectos del cambio climático y la degradación medioambiental.