Por: Natalie Ventura
“Para nosotras como red es un sueño estar con ustedes”, así lo expresaron las mujeres que conforman la Red de Mujeres del Progreso, Remupro, quienes viajaron por más de siete horas desde el municipio de El Progreso, Yoro, para llegar entre la brisa fresca de los árboles de liquidámbar, coloridos telares lencas y flores multicolores a Monte Verde, una comunidad del pueblo indígena lenca ubicada en el municipio de San Francisco de Opalaca en el departamento de Intibucá, al occidente de Honduras.
Con muchas energías junto a sus hijos e hijas llegaron mujeres provenientes de 15 comunidades de San Francisco de Opalaca, caminaron de tres a cinco horas desde comunidades como El Pinal, La Unión, Santa Cruz Río Negro, Bijagual, Naranjito, Zacatal Suyapa, San Pedrito, San Lorenzo, Lajitas y el Tabor, mientras tanto la Remupro del norte de Honduras, desde un día antes ya esperaba en Monte Verde, el punto para el emotivo encuentro.
“Soy la mano que te quiere ayudar/ no hablo solo de mí cuando digo que soy/ te hablo de ese lugar donde nace el amor que sueñas/ somos tan distintas e iguales/ la piedra y el río, el cielo, la flor/ todos somos uno con los demás” cantando esta canción junto con la presentación del altar de vida con semillas, frutos y telares lencas, dio inicio un espacio de aprendizajes y alegrías compartidas.
El altar de vida representa la solidaridad entre los pueblos, el compartir de saberes ancestrales y el trabajo que realizan las mujeres en la tierra, contribuyendo a la alimentación sana que sus manos producen con amor y esfuerzo para la familia y las comunidades.
Contar sus experiencias en la organización, describir sus comunidades y su relacionamiento con la madre tierra, analizar el contexto de sus regiones, manifestar las pequeñas victorias obtenidas venciendo desafíos desde su papel como mujeres tanto en lo público como en lo privado, fueron los motivos para el encuentro de mujeres de San Francisco de Opalaca y El Progreso.
Compartir y aprender, fue una de las expresiones que prevaleció durante todo el encuentro, el aprendizaje mutuo se manifestó por todos los rincones de Monte Verde. “Si no salimos de nuestras casas, no dejamos ese miedo de salir adelante y dar el ejemplo a nuestras hijas para no estar marginadas en la casa”, dijo Vicenta Bautista, coordinadora espiritual del pueblo lenca.
“Tejiendo vida y libertad”
A pesar de ser regiones diferentes, existen altos índices de violencia hacia las mujeres en ambos municipios. Según, el Diagnóstico situacional sobre la realidad de las mujeres en El Progreso Yoro, señala que, hace más de una década El Progreso es una zona de alto riesgo para el derecho a la vida y la integridad física de mujeres y hombres. Entre 2011 y 2019 el Ministerio Público presentó requerimientos fiscales para que fueran evaluadas 482 mujeres agredidas en el municipio. En relación, a las denuncias de pueblos originarios en Honduras, en los últimos cinco años, se cometieron 921 delitos que atentan contra su vida y libertad, denuncias de las cuales 83.71% fueron realizadas por el pueblo lenca.
Ante esa violencia, las mujeres del pueblo lenca manifiestan la apropiación de sus derechos como mujeres indígenas, gracias al Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, COPINH, la organización que les acompaña en su caminar para defender la tierra, el agua, los bosques y el territorio colectivo ancestral, reconocido para ellas como el espacio para incidir ante las autoridades públicas.
Ante la vulneración de derechos a la salud de los pueblos originarios, se desarrolla un proceso formativo sobre medicina natural con el fin de seguir cultivando los conocimientos ancestrales de las mujeres lencas. Las hermanas del Notre Dame y la parroquia San Francisco de Asís, son fundamentales en el caminar con las mujeres de San Francisco de Opalaca.
Por su parte, la Remupro acompaña el desarrollo integral de las mujeres en el municipio de El Progreso, desde la organización, formación e incidencia municipal. Fortaleciendo a las mujeres en sus derechos y la importancia de cuidar y defender el cuerpo como primer territorio en disputa.
“Solo organizadas se puede salir adelante”
Las mujeres enfatizaron que la organización comunitaria es la única vía para seguir caminando con el compromiso de compartir con las demás lo bien recibido. “Llevamos toda la energía recibida de esta tierra sagrada, con aire puro, limpiando nuestros pulmones después de tanta contaminación en la ciudad, la energía necesaria para seguir protegiendo el primer territorio a defender porque cuando no cuidamos nuestra salud, cuando recibimos violencia, cuando no exigimos nuestros derechos, no estamos cuidando nuestro primer territorio, el territorio cuerpo”, expresó Margarita Navarro, coordinadora de la Red de Mujeres del Progreso, Remupro.
La cosecha de dicho encuentro se centró en reconocer que las mujeres brindan un aporte significativo para el cuido de nuestra casa común con sus prácticas y saberes ancestrales que son fundamentales para la conservación de la vida y los territorios.