Jueves, 19 marzo 2020 |
Nos salvamos en racimoEl miedo al Coronavirus nos recuerda lo vulnerables que somos los seres humanos. Nos pone el polo tierra de las cosas verdaderamente importantes para nuestras vidas. Destapa las miserias humanas que han determinado las relaciones humanas en los últimos tiempos y ha evidenciado lo destructores que somos del medio ambiente. De igual manera el Corovavirus, volvió a recordarnos que lo público siempre debe estar encima de lo privado. Todos los países que tienen sistemas de salud públicos, han tenido mayor capacidad de atender la pandemia con médicos, instalaciones adecuadas, equipos y medicamentos. En sentido contrario, los países que han privatizado sus sistemas de salud han condenado a su población al “sálvese quien pueda”, el país más emblemático de esta realidad es Estados Unidos, y aquí aun viendo la necesidad de fortalecer el sistema de salud público, siguen empeñados en privatizarlo. Tenemos que aprender de esta emergencia aquella máxima del neoliberalismo, “tanto tienes tanto vales”, que la no tiene cabida en esta pandemia y es una máxima del actual fracaso planetario. El coronavirus no distingue a ricos de pobres, no distingue a negros de blancos, no distingue a hombre de mujeres. Este marzo de pandemia retumba con más fuerzas la palabra de Rutilio Grande: Nos tenemos que salvar en racimo, en mazorca, o sea, ¡en comunidad! Necesitamos construir puentes entre las comunidades rurales con las comunidades urbanas, un puente que conecte en igualdad de condiciones a los productores y consumidores para no seguir alimentando los negocios de las elites y transnacionales de alimentos, también para asegurar que haya seguridad alimentaria y una vida digna para todos. Otro puente necesario hay que establecerlo entre los niños y jóvenes con los abuelos y abuelas. Este momento requiere de la energía y creatividad de unos con la experiencia y sabiduría de los otros. Convirtamos la emergencia en oportunidad para reconstruir esos tejidos familiares y generacionales. Otro puente urgente está importancia de lo público y los impuestos que pagamos. Siempre pagamos impuestos, pero nunca exigimos rendición de cuenta a los funcionarios públicos, los funcionarios públicos administran nuestros recursos como si fueran propietarios del Estado. Otros puentes necesarios tenemos que construirlos entre nuestras prácticas individualistas, con acciones colectivas, necesitamos construir puente entre los católicos y evangélicos, construir puente entre la teoría que se enseña en las escuelas con la realidad de las familias y comunidades. Esta emergencia es una oportunidad para desaprender las cosas que hemos hecho mal y con esa fuerza sacar lo mejor cada uno y ponerlo al servicio de la familia y de la comunidad. Compartamos del manantial que todos tenemos. |
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