Otra elección arbitraria

La aplanadora autoritaria del Partido Nacional y sus cómplices en el Congreso Nacional impusieron arbitrariamente a la nueva titular del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (CONADEH), Blanca Sarahí Izaguirre Lozano, en una “elección estilo Honduras” basada en los compadrazgos políticos y no en la meritocracia.

En palabras de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas en Honduras, la designación de Izaguirre se realizó “sin suficiente debate entre los congresistas, sin entrevistas públicas, sin participación de la sociedad civil y sin información previa sobre el proceso en una sesión virtual nocturna”.

Considerando la importancia del CONADEH como defensor de los derechos del pueblo, la forma en que se selecciona su titular impacta inevitablemente en su independencia y legitimidad, particularmente en situaciones de grave crisis de derechos humanos y de altos niveles de desconfianza ciudadana en las instituciones.

La historia ya nos ha demostrado lo grave que puede ser para la dignidad de las personas no contar con una Defensoría del Pueblo independiente e imparcial que actúe con valentía ante situaciones estructurales generadoras de violaciones a derechos humanos como las que enfrentamos actualmente.

Hasta el momento el CONADEH ha tenido tres titulares: el primero fue el Dr. Leo Valladares Lanza, cuyo legado puede resumirse en la documentación de la memoria histórica que permitió que la sociedad conociera la verdad sobre las desapariciones forzadas durante los años 80.

El segundo fue el Dr. Ramón Custodio López, quien apoyó el golpe de Estado de 2009 y, como lo señala la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, impidió a la población “contar con un mecanismo independiente de protección a los derechos humanos”.

Y el tercero fue el Dr. Roberto Herrera Cáceres, quien vivió atrapado en una ambigüedad que lo hacía intervenir en ciertos asuntos de derechos humanos que no incomodaban tanto al poder y guardar silencio ante otros asuntos de gravedad que requerían de su actuación imparcial y diligente.

La elección arbitraria de la nueva titular y su aceptación del cargo consciente de los graves vicios en el procedimiento de su designación, coloca sobre su mandato una sombra de duda razonable acerca de su independencia e integridad.