Han pasado varias semanas, desde que por primera vez en la historia reciente de Honduras, los gremios de dos sectores tan importantes como el de la salud y la educación tomaron la decisión de articular sus demandas y conformar la plataforma para la defensa de la salud y la educación, con el objetivo de luchar contra la privatización de estos derechos fundamentales de la sociedad hondureña.
Sin duda asistimos a lo que podría significar un punto de inflexión en la historia reciente de Honduras, y esta semana puede ser determinante para el movimiento que hasta ahora ha liderado la Plataforma en defensa de la salud y la educación y que debe seguir haciéndolo. En todo este tiempo, y a pesar de las campañas en su contra, y el falso llamado al dialogo por parte del régimen de JOH, este espacio que irrumpió por sorpresa y con mucha fuerza en el contexto hondureño, ha mostrado mucha claridad y coherencia al momento de tomar sus decisiones.
No podemos desconocer que a estas alturas de la coyuntura hondureña, ningún sector por si solo tiene la capacidad de provocar la salida del régimen Orlandista, y todo lo que este representa; por esa razón existe la imperante necesidad de integrar a este proceso de lucha a todos los sectores de la sociedad que adversan a la dictadura, con el único objetivo de avanzar hacia la conformación de una gran instancia nacional que articule las diversas plataformas, convergencias y frentes locales y regionales, la cual se ha de plantear dos grandes tareas:
1) Derrocar la dictadura y desmontar todo el aparato político y económico que la sostiene.
2) Poner en marcha un proceso de transición hacia el retorno del orden constitucional que devuelva las expectativas del pueblo hondureño para hacer frente con racionalidad y justicia a los enormes desafíos que supone el Estado de Derecho y la democracia.
En este espacio deben estar representados el sector empresarial, organizaciones campesinas, obreras, padres y madres de familia, estudiantes, grupos religiosos, indígenas, grupos feministas, organizaciones LGTBI, partidos políticos, y por supuesto, el sector salud y educación como conductores del mismo.
Es por eso que debemos reconocer como un gran acierto por parte de la plataforma, la convocatoria al que se ha denominado «primer diálogo ciudadano alternativo», del cual debería de salir la estrategia para implementar estas dos tareas planteadas, en el marco de un proceso en donde todos los sectores de la sociedad hondureña se sientan plenamente representados.
Honduras aún puede salvarse, pero su futuro depende de las decisiones que sus hijos e hijas podamos tomar en este presente inmediato.
|