Miércoles, 30 Diciembre 2020

¿Qué actitudes sembrar antes de concluir un año difícil?

Ya estamos en el cierre de este año cargado de incertidumbres y nubarrones. Pero siempre hay tiempo para sembrar actitudes positivas.

Una primera actitud: creer en nosotros mismos, convencernos que las respuestas a las crisis nunca estarán fuera, está en nuestras capacidades por transformarlas. Y en descubrir y desarrollar esas capacidades se encuentra un factor decisivo para que logremos convertir las amenazas de este año en claras oportunidades para la lucha transformadora.

Una segunda actitud: mirar hacia abajo, hacia la gente que está aplastada, la que ha perdido con la pandemia y los saqueos de los recursos públicos. No se trata de santificar a los pobres, en ellos se han interiorizado muchas actitudes negativas, de resentimiento y de revancha. Lo que sucede es que sobre ella se descargan las consecuencias de la exclusión social, la impunidad y la corrupción que se organizan desde las alturas y las cúpulas políticas y empresariales.

Una tercera actitud: abrirnos al diálogo no solo con quienes son de los nuestros, los que piensan igual, sienten igual y se apoyan por igual, sino con quienes piensan distinto a nosotros, tienen intereses diversos y andan por caminos diferentes. Sin apertura a este diálogo, no será posible que concluyamos el año sin incertidumbre y amenazas.

Una cuarta actitud: aceptar que la verdad no reside en ninguna persona o sector en particular, y en que todas las personas y sectores tienen su verdad sobre lo que ocurre y sobre lo que proponen. Pero que la verdad es un proceso de construcción social de conjunto. La principal verdad no es la que proviene de quienes hablan más o tienen más capacidad para difundirla; la verdad más grande y profunda y convincente es la que nace de los clamores y rostros sufrientes de la gente oprimida y aplastada.

Una quinta actitud: acentuar el valor y la riqueza de lo público por encima de lo privado o particular. Que valoremos y protejamos el territorio y las riquezas naturales; que valoremos la escuela y el colegio, el centro de salud y el hospital, el parque y la plaza pública. Y que demos la pelea porque eso público sea digno y nos dignifique.

Una sexta actitud: Lograr unir mirada local con mirada nacional. Una actitud así facilitará la articulación de lo que hacemos con otros sectores de la misma zona, de la región y del país. Si esta actitud de visión nacional la abrimos a una mirada centroamericana, fortalecerá todavía más los compromisos y tareas locales. La pandemia no es solo local ni nacional, es un asunto de búsqueda conjunta y solidaria.

Una séptima actitud: denunciar y contrarrestar todo aquello que atente, viole y agrede la dignidad humana. Que no quede ningún acto de corrupción ni ninguna acción o abuso que ejerzan los que tienen poder sin que sea denunciado para que así pongamos un signo preciso de estar en lucha militante contra la impunidad.

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