Viernes, 11 septiembre 2020

Romper con la normalidad de los niños y las niñas


Normalmente esta semana desde los centros educativos estaban marcados por las piñatas y los juguetes para sus estudiantes o para compartir con otros. En algunas ocasiones hasta los políticos aprovechaban la ocasión para hacer campaña política con las piñatas en los centros educativos y en barrios empobrecidos. Con la crisis sanitaria las piñatas y juguetes pasaron sin pena ni gloria.

Obviamente ellos necesitan jugar, soñar, sorprenderse ante las maravillas de la naturaleza. Necesitan ser cuidados, amados y respetados. Necesitan ser niños y niñas. Sin embargo, los datos muestran que los conductores del Gobierno han destruido el presente y han empeñado el futuro de la niñez hondureña.

Para no quedarnos en el lamento enlistamos una serie de herramientas que ellos necesitan en su proceso de crecimiento, y en la que los adultos debemos a trabajar para sembrar la semilla del hombre y la mujer nueva.

Los niños y niñas necesitan de una educación liberadora. No se trata solo de las metodologías educativas del depósito y la memorización, se trata de los contenidos que deben ser base para que reconozcan y defiendan su cuerpo, para conocer sus derechos establecidos en el Código de la Niñez y Adolescencia, así como el cuidado de los bienes naturales y públicos.

Ellas y ellos necesitan nuevas relaciones de género. No solo debemos educarlos para hacer ruptura con los roles, colores y trabajos actualmente definidos para hombres y mujeres, hay que darles herramientas que les ayude a identificar la desigualdad social, la desigualdad de género y racial. Hay que enseñarles a pensar y a tomar sus propias decisiones y acompañarles en ellas.

Las primeras semillas de la democracia y construcción de Estado de derechos debemos sembrarla en la niñez y alimentarla en la adolescencia, en los espacios domésticos como en los espacios públicos. Ellos deben aprender que sus derechos tienen límites y que las responsabilidades les irán forjando su carácter y la vida.

Ellos necesitan establecer relaciones sólidas con la naturaleza. A medida los países se van urbanizando las niñas y los niños van perdiendo la relación la producción de sus alimentos, y con las manos que la cosechan. Hay que construirles puentes entre los mundos urbanos y rurales para que ellos valores el trabajo de los campesinos e indígenas, el papel que juegan los ríos y las montañas en sus vidas y aprendan de primera mano la amenazan los proyectos extractivistas. Por suerte tenemos 365 para trabajarlas junto a ellos.

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