Cada año las organizaciones de la Compañía de Jesús, que trabajan el tema de migración en Centroamérica y Norteamérica se convocan para el encuentro RJM-CANA en uno de los países que conforman la red, esta vez le tocó el turno a México en la ciudad de Tijuana.

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El espacio se llevó a cabo del 28 al 31 de octubre en su décima octava edición. Realizar el encuentro en esta ciudad mexicano no fue ninguna casualidad, Tijuana ubicada en el estado de Baja California fronterizo con La Ciudad de San Diego, California, EEUU, se ha convertido en los últimos años en el lugar de los encuentros, de costumbres y culturas diversas por ser un municipio que se ha forjado con la llegada de población migrante proveniente de distintos estados de México, pero también de otros países, principalmente de Centroamérica, quiénes llegan a este lugar buscando mejorar sus condiciones de vida.

Tijuana en los últimos 4 años se ha visto rebasada por la llegada de migrantes que huyen de realidades de pobreza y violencia, en muchos países de América latina y el Caribe y en menor cantidad de otros continentes, por eso esta ciudad era el mejor lugar para analizar el contexto migratorio.

El encuentro dio inicio con un conversatorio en el que participaron desde profesionales de las ciencias sociales y del derecho, hasta representantes de la academia, entre ellos, el rector de la Universidad Iberoamericana con sede en Tijuana, México, centro educativo donde tuvo lugar el encuentro. En este primer momento se analizó a profundidad la migración y sus causas, el impacto de las políticas anti migrantes de la administración de Donald Trump y sus repercusiones en las decisiones de los gobiernos de México y Centroamérica.

Luego de mucho tiempo de reflexión y debate, se concluyó:

1) El aumento de la migración refleja una crisis del modelo económico y político que se ha implementado por la fuerza en los países expulsores.

2) A pesar de las políticas represivas anti migrantes, la migración es un fenómeno que no se detendrá mientras las causas estructurales que la generen continúen intactas.

3) El acompañamiento a las poblaciones en movimiento requiere cada día de más estudio, análisis, pero también de un mayor compromiso hacía las mismas, para no quedarse únicamente en la atención humanitaria, sino avanzar hacia la creación de condiciones que le permitan a la población migrante recuperar su dignidad.

El segundo día de encuentro sirvió para compartir experiencias y analizar la realidad migratoria por regiones, para el caso la centroamericana, que se puede dividir en dos partes:

1) Países expulsores: Honduras, Guatemala, El Salvador y más recientemente Nicaragua a raíz de la persecución por motivaciones políticas. Y,

2) Países de tránsito o destino: Costa Rica, Panamá y en menor cantidad Belice.

Este tiempo sirvió para conocer de cerca lo que está sucediendo en cada uno de los países, analizar las causas profundas de la migración, que en la mayoría es provocada por situaciones de violencia, pobreza, desempleo, persecución política por la defensa de derechos humanos y bienes naturales, pero también interpretar el impacto que la política racista y xenófoba del gobierno de Estados Unidos ejerce sobre los gobiernos de Centroamérica, especialmente en los países del triángulo norte, con la nueva figura del «tercer país seguro», que a criterio de los representantes de las distintas organizaciones del Red Jesuita con Migrantes Centroamérica, es fiel reflejo de la absoluta sumisión de los gobiernos de la región a los dictados de Washington, por estar altamente comprometidos con la corrupción y hasta  en algunos casos con el narcotráfico, además de carecer de legitimidad antes sus pueblos, eso los convierte en gobiernos débiles y altamente manipulables al antojo de las directrices de La Casa Blanca.

En la discusión sostenida en el encuentro, quedó claro que, con la firma de estos acuerdos se ratifica la intención del gobierno estadounidense de reducir cada vez más la frontera, construyendo un muro invisible en los países de Centroamérica, valiéndose del servilismo de sus gobiernos. Se tiene claridad que ninguna de estas naciones tiene las condiciones para entrar en esta categoría, ya que los mismos son países expulsores, pero desde luego esta coyuntura también representa un reto para las organizaciones que trabajan el tema.

El gran desafío radica en denunciar esa realidad, pero al mismo tiempo, atender la llegada de migrantes de otras latitudes del continente y fuera del mismo, sin convertirse en aliados de los gobiernos de la región, que seguramente pretenderán sacar el mayor provecho posible a esta situación.

Gobierno mexicano

Otra de las discusiones que se realizó en el encuentro fue, el cambio radical de la política migratoria del gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, quien en sus primeros meses dio muestras de apertura, al grado de entregar más de 4 mil visas humanitarias a centroamericanos que huían de las realidades de muerte que enfrenta en estos tiempos la región.

La postura del gobierno de AMLO, daría un giro de 180 grados, mismo que a juicio de los participantes en el Encuentro, responde a las presiones políticas y económicas del gobierno de Donald Trump que terminó por doblarle el brazo al gobierno mexicano. Decisión que inmediatamente se tradujo en un aumento de la hostilidad contra la población migrante a niveles impensables por parte de un gobierno que se hizo llamar distinto. Uno de los ejemplos más claros de este cambio en la política migratoria del gobierno de López Obrador, fue la utilización de más de 6 mil efectivos de la guardia nacional en la frontera sur entre México y Guatemala lo que se expresó en detenciones masivas de población migrante y en el peor de los casos el  encarcelamiento disfrazado de rescate o refugio, pero también en la creación y promoción de programas como «Quédate en México» que lo único que buscan es mantener a la población migrante lo más alejada posible de la frontera norte y darle largas con el objetivo de provocar desesperación en los migrantes hasta el grado que sean ellos mismos quienes soliciten ser retornados a sus países de origen.

Así transcurrieron los primeros días del Encuentro entre análisis y reflexión de la realidad migratoria de la región. El tercer día avanzó hacia la planificación estratégica de cara al próximo año y la construcción de propuestas que permitan, en primera instancia visibilizar la problemática y colocarla en la palestra pública como una verdadera crisis humanitaria y no como un problema de seguridad nacional, tal como se pretende hacer creer a la opinión pública mundial, desde la administración Trump. Otro de los grandes desafíos que se planteo la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica es la generación de espacios que ayuden a sensibilizar a la población en general sobre el tema migratorio con el propósito de reducir los niveles de discriminación y xenofobia hacia las comunidades migrantes tanto en los países de tránsito como en los de destino.

Dentro de las grandes tareas que se planteó la Red es exponer el fenómeno migratorio, sus causas y efectos en espacios de incidencia a nivel de toma decisiones que logren la creación de estamentos jurídicos para mejorar las condiciones de vida de los migrantes en sus países de origen, durante el tránsito y en los países de destino.

El último y cuarto día del Encuentro se destinó a realizar varias visitas a los albergues o casas refugio, donde actualmente se encuentran centenares de migrantes en su mayoría centroamericanos, algunos esperando una resolución a sus solicitudes de asilo, otros esperando encontrar un empleo para radicarse en Tijuana y un número más reducido esperando la respuesta de las autoridades de sus países para que les faciliten el retorno.

En las visitas los albergues se puedo constatar las dolorosas historias que enfrentan los migrantes, ellos expuestos a las bandas criminales, al abandono de los gobiernos y el olvido de sus países, de donde salieron en busca de mejorar sus condiciones de vida, o evitar la muerte.

Fue entre sonrisas, abrazos, esperanzas y con el firme compromiso de continuar trabajando en beneficio de la población migrante, rompiendo muros desde la hospitalidad y tendiendo puentes, que finalizó el décimo octavo encuentro de la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica y Norteamérica.