Jueves, 13 mayo 2021 | ![]() |
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Turuncas
Todo lo que va del siglo ha sido de tropiezos políticos hondureños. La turunca del gran tropiezo ocurrió hace doce años, con la ruptura constitucional. De ese tiempo para acá, hemos vivido de tumbo en tumbo, tropezando en las mismas piedras. Los políticos, en lugar de quitarlas han puesto turuncas más grandes.
El ambiente político de estos días es muy parecido al de los ambientes electorales de hace cuatro años, de hace ocho años o de hace doce años. Comenzaron con la tal Cuarta Urna, luego fue el estorbo de la mayoría de magistrados de la Sala Constitucional, quienes fueron destituidos, por el asunto constitucional de las Ciudades Modelo; vinieron después reformas electorales amañadas y un triunfo dudoso del oficialismo cachureco, que cuatro años después se expresó en una reelección inconstitucional y en un descarado fraude electoral.
Hoy son de nuevo las reformas electorales, cambios cosméticos para mantener la vieja ley electoral que sirvió de instrumento al fraude y a la multitud de fraudes en las elecciones primarias. Aquí no hay opción A ni opción B ni opción C. Aquí no hay ninguna otra opción que unas elecciones al servicio de políticos vividores, porque sencillamente las elecciones se realizan en plena ausencia de democracia. Los nombres son los mismos, se añaden apenas unos pocos. Los mismos políticos confabulados con los mismos empresarios, en un contubernio en donde se distribuyen cuotas de poder mientras en lo público los activistas de todos los colores se desgañitan hablando de elecciones, alianzas con el pueblo y en defensa de la patria.
El fantasma de un nuevo zarpazo a la institucionalidad del Estado aparece con toda su furia. En esta ocasión a una institucionalidad que solo la pueden sostener de pie quienes se lucran para alimentar la impunidad, la corrupción y la violencia criminal organizada. Los políticos de hoy y de siempre no aprenden. Nunca se detienen a leer la realidad, sino que traen la realidad a sus particularidades intereses y comodidades. Aunque estén desprestigiados, siempre dirán a diestra y siniestra que el “que nada debe nada teme”, emulando la consigna de quien es inocente en Honduras y guarda prisión perpetua en el gran país del Norte. Los políticos han hecho y deshecho, y siguen en lo mismo.
Lo que no calculan nuestros políticos es que sus tropiezos ya no son sobre piedras normales, tropiezan con turuncas a las que ya no pueden hacer a un lado. Son las turuncas de la impunidad, la desigualdad, la corrupción, la violencia, la inseguridad y la destrucción ambiental. Y estas turuncas creadas por ellos nos golpean a toda la sociedad. Los políticos no salen librados. También ellos se van de encuentro. Esto es lo que nunca lograron aprender. Se pierden ellos, y nos lleven de encuentro a todos los demás. Ellos son pocos. Nosotros somos mucha gente, ¿dejaremos que nos sigan poniendo turuncas unos cuantos políticos vividores?

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