– Por Juan López, delegado de la palabra de Dios (Q.E.P.D.)
La primera vez que escuché sobre Carlos Escaleras fue en una reunión del Comité Regional de Damnificados del Aguán (COREDA) en 1994. Ahí, junto a otras voces comprometidas como la de José Caballero y Gregorio Vásquez, comenzó mi reflexión sobre el camino de un luchador incansable.
Unos días después, en un taller de la Escuela de Formación Pastoral (EFOPA), escuché los nostálgicos y dolidos comentarios de quienes lo conocieron de cerca: Miriam Martínez, Daniel Pacheco, Santos Ramírez y Manuel Santiago, entre otros. Todos compartían un profundo dolor por el reciente asesinato de Carlos, un ser querido y valiente defensor del medio ambiente, injustamente arrancado de entre los vivos.
Hoy, la memoria de Carlos sigue viva. ¿Quién fue realmente? ¿Cómo llegó a ser el defensor que tanto necesitamos? ¿Qué significa su lucha para nosotros ahora? A través de este escrito, espero que esas preguntas inspiren a quien se interese en conocer su historia y legado.
Este texto, escrito por Juan López, delegado de la palabra de Dios, es aún más valioso tras su cruel asesinato. Hoy, honramos no solo el legado de Carlos Escaleras, sino también el de Juan, quien, al igual que Carlos, fue víctima de la violencia que enfrentan quienes defienden la justicia y los derechos humanos.