Viernes, 27 marzo 2020

Una crisis, una oportunidad

La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”. Estas palabras de Albert Einstein, nos pueden ayudar el momento inédito que vivimos como humanidad. Y aunque no sabemos el desenlace de la crisis, tenemos que convertirla en oportunidad para la reflexión y nuestro accionar futuro.

La crisis planetaria por el COVID-19 es una oportunidad para recordarnos que somos sociedades con profundas rupturas y con urgencia de rehacer esos tejidos rotos. Esta crisis nos recuerda la razón de ser los estados, la razón de ser de un modelo económico, la razón de la democracia. Esta crisis desnuda a los inquilinos de las casas presidenciales, desnuda a los estadistas y a los mercenarios de las instituciones y de los bienes públicos. Esta crisis es una oportunidad para echar a los mercenarios y recuperar las instituciones públicas.

Si centramos la mirada en la cultura de consumo y descarte, a la que nos sometieron los barones del neoliberalismo, encontramos que olvidamos la sabiduría de nuestros padres y abuelos expresados en aquellas advertencias: ¡hijo coma lo que hay, hay niños que no tienen que llevarse a la boca! ¡No quiero ver comida en esos platos! O como olvidar su creatividad para hacer la cena, con los sobrantes del almuerzo y el verdadero milagro a la hora de repartir la comida. Todo eso lo hemos perdido y tenemos que recuperarlo.

Esta pandemia, es una oportunidad para volver a ser portadores de vida, cuánto podemos aprovechar nuestros solares y no lo hacemos. Cada metro de tierra en nuestras casas, puede ser un lienzo para aprender como familia y para producir rábanos, cebollas, pepinos o chiles. Este tiempo es una oportunidad para que los niños y niñas aprendan a producir algo de lo que comemos.

Un daño profundo de la narrativa neoliberal, fue instrumentalizar el miedo para encerrarnos, hasta convertirnos en seres individualistas, la pandemia nos aflora lo vulnerables que somos, y que solos no vamos a ninguna parte, convirtamos la cuarentena en ocasión para conocer y recuperar las alegrías y necesidades de nuestros vecinos.

Abrimos y cerramos esta nuestra palabra con la sabiduría de Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

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