Miércoles 21, Agosto 2024  

 

La tierra, la mecha encendida

Está ocurriendo en el sector sur del municipio de El Progreso, en el Potente Valle de Sula. Pero ocurre también en el Valle del Aguán, y en muchas zonas a lo largo del territorio nacional. La conflictividad agraria está en un punto álgido, y el Ministro del INA ha dejado claro que ni siquiera conoce los verdaderos nudos de la conflictividad.

El gobierno debía ante todo conocer lo que ocurre, por ejemplo en el sector sur del municipio de El Progreso. Dilucidar de una vez por todas, la legalidad de la tierra. ¿Es de la empresa? ¿Es del Estado y por tanto tierra destinada a reforma agraria? Si la empresa no lo demuestra entonces el Estado ha de proceder conforme a ley. No es de la empresa, ¿qué procede entonces?

Lo que no puede ser es que continúe esa situación así porque es una mecha encendida. Hay gente herida, si no se resuelve ya, la confrontación llevará a peores situaciones. La pelota está en el gobierno, en el INA, o en su defecto en la Comisión de Seguridad Agraria. Pero todo atraso conllevará más violencia.

Reiteramos, la tenencia de la tierra es un factor permanente de violencia. Ninguna medida social, económica, administrativa, política o jurídica que se apruebe e impulse en el país tendrá éxito si no se aborda en serio y en profundidad el actual estado de tenencia de la tierra. Tomar en serio la tarea de romper con la actual tenencia de la tierra basada en un insaciable latifundio y un empobrecido e infecundo minifundio es contribuir a desactivar la mecha generadora de violencia.

El Estado tiene la primerísima obligación, a través de una política y legislación agraria que revierte esta bomba con su mecha encendida de la actual injusta distribución de la tierra. Una legislación agraria que no tenga en el centro a la inmensa mayoría de gente campesina pobre, no resolverá ni la migración, no la desigualdad, ni el desempleo, ni la violencia.

Que no nos vengan con comisiones por aquí, comisiones por allá, con parches por aquí con remiendos por allá. Ni menos que nos vengan con la tierra para uso de campañas politiqueras, ni con ayuditas, con bonos tecnológicos y menos todavía con amenazas y arreglos con empresarios. Nuestro país lo que necesita es una respuesta a fondo al conflicto agrario. Dar respuestas con remiendos o con parches es seguir acumulando el conflicto, y por eso mismo dando pie a que haya más derramamiento de sangre. Y los campesinos y campesinas ya es mucha la sangre con la que han bañado una tierra que sigue concentrada y al servicio de grandes potentados.

 


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