Ismael Moreno (sj)[*]
Ningún proyecto político y social se podrá construir a partir de la polarización que nos incapacita para el diálogo y la solidaridad.
Escuchemos a la gente, nos irá mejor que hasta ahora, parece ser el llamado que recoge el Sondeo de Opinión Pública. No perdamos la oportunidad de avanzar hacia una nación con equidad e inclusión social.
El Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús en Honduras (ERIC-SJ) presentó en mayo su décimo segundo Sondeo de Opinión Pública, el cual recoge la percepción de la sociedad hondureña sobre los grandes y graves problemas del país. De igual manera, recaba información sobre lo que preocupa a la población respecto de un gobierno que, un año antes, en este mismo Sondeo, obtuvo respuestas que reflejaban una alta dosis de entusiasmo en las personas que respondieron a la encuesta.
Como un adelanto de nuestras conclusiones, podemos afirmar que la percepción que este Sondeo registró evidencia que el deterioro de Honduras no solo es del gobierno. Es sobre todo y ante todo del país, en una coyuntura cercana a lo tormentoso que, además, se nutre de la acumulación estructural de las diversas crisis nacionales.
En Honduras, la oposición con signos y lenguaje de izquierda accedió al gobierno por la vía electoral en noviembre de 2021. Así, el partido en el gobierno pasó de ser oposición contra la dictadura, a ser barrera de contención ante las protestas y movilizaciones de los sectores sociales descontentos. Quizá por ello, a un año y medio de ser gobierno, la gente expresó sentirse frustrada y calificó a su Presidenta con una nota de aplazada.
La Presidenta y los hombres que la rodean
La Señora Presidenta, y no pocos de sus colaboradores más cercanos, no solo son valiosos profesionales y políticos con voluntad de dar un servicio que conduzca a la transformación social, sino que están comprometidos, entre sus limitaciones y aciertos, con hacer frente a los problemas y sacar adelante el país. Sin embargo, en este Sondeo se advierte, con fuerza, la cultura patriarcal presente en la mentalidad y sentimientos de la población.
La gente se alegró enormemente por el triunfo de una mujer, y siente orgullo de que ella sea la primera presidenta, pero, a la vez, la cuestiona mucho más que si se tratara de un hombre. A ningún gobierno se le ha exigido más y de manera tan incisiva, con demandas que esperan respuestas en el corto plazo, como lo que en poco más de un año se le ha exigido a la actual Presidenta de la República.
Los hombres del Partido Libre y del gobierno en general, la alaban y la adulan. Pero, cuanto más cerca están de ella, más se puede observar la desconfianza. No parecen confiar en su capacidad. Siempre que la vemos en fotografías o en la televisión, aparece rodeada mayoritariamente de hombres, a quienes ella tiene mucha confianza.
Sin embargo, ellos no parecen actuar con reciprocidad, aunque se desgañiten diciendo que todo lo hacen por mandato de la Presidenta. Hasta para lo más elemental, son los hombres de la Presidenta quienes hablan en su nombre; nunca se ha tenido tanta representación de un mandatario, como la que los hombres pretenden tener de ella. Y esto queda establecido en el Sondeo de Opinión Pública. La confianza de la ciudadanía hacia ella bajó notoriamente, y su entusiasmo dejó de ser el mismo en tan solo un año.
Por otra parte, por mucho liderazgo que tengan los hombres, la gente exige más presencia de la mandataria en la vida pública. Casi 8 de cada 10 personas consultadas advierten que ella es manipulada por su principal asesor, y dejan en claro un vehemente llamado: por favor, dejen que ella sea ella y no la sustituyan, no hablen siempre en su nombre, que ella ocupe su lugar. La invitación que recoge este Sondeo es muy clara: el gobierno debe rectificar su actual liderazgo, menos voces de hombres y más protagonismo de la Presidenta.
Las confianzas
En el Sondeo de 2023 sigue pesando, y mucho, la confianza en las iglesias. Sin embargo, entre los cuatro primeros actores de confianza ya no aparecen los medios de comunicación, las Fuerzas Armadas ni los municipios que, en los sondeos anteriores, seguían inmediatamente después de las iglesias.
En este Sondeo, además de la confianza depositada en las iglesias protestantes y la Iglesia católica, la población se inclina por la Secretaría de Educación y la Secretaría de Salud. Esto estaría apuntando a que, en situaciones agobiantes como las que sigue viviendo y sufriendo, y al perder notables dosis de esperanzas en el gobierno, la gente inclina su fe y su confianza en Dios y las iglesias; pero, en esta ocasión, también quiere confiar en instancias más profanas, en una especie de vínculo entre lo celestial y lo terrenal.
Las iglesias que unen la fe transformadora con el providencialismo
La primera instancia en la que la gente deposita su confianza es, como lo anunciamos, la eclesiástica-religiosa, representada por las iglesias evangélicas y por la católica que, en la consulta, la representa su jerarquía. La confianza en las iglesias, entre quienes dicen tener mucha o algo, oscila entre 58% y 52.1%, respectivamente; estos porcentajes, que han aumentado con el correr de los años, expresan una virtual igualdad de confianza tanto hacia las iglesias evangélicas como hacia la jerarquía de la Iglesia católica.
Estos resultados estarían confirmando, por una parte, la presencia pública y notoria de pastores y obispos con su palabra ante la realidad nacional y, por otra, la mentalidad providencialista, que se diferencia de la fe comprometida cuando, a la confianza en una confesión religiosa, se une la confianza en determinadas instituciones sociales o seculares, públicas y privadas, para que asuman las transformaciones sociales.
Cuando la gente acentúa su confianza en instancias eclesiásticas, se puede interpretar que la sociedad hondureña se alimenta más de una fe providencialista que de una fe comprometida con la realidad histórica, como se ha venido advirtiendo en los sondeos a lo largo de doce años.
Mentalidad religiosa fundamentalista y opciones políticas de extrema derecha
La tendencia protestante va ganando terreno en la sociedad, vinculada con el aumento de un pensamiento político de extrema derecha. Ante el eventual fracaso que podría tener el experimento de la izquierda en el gobierno, el peligro de que la oposición de derecha y extrema derecha se fortalezca, es muy grande. En el otro extremo, las posibilidades de que sectores opositores, considerados como de izquierda revolucionaria, avancen como oposición que lucha con éxito por el acceso al gobierno, son muy remotas.
La posibilidad real es que en la política hondureña se configure un escenario conducido por sectores de extrema derecha. Y si se siguen los datos del Sondeo, sobre la popularidad que va adquiriendo el protestantismo, la unión entre lo religioso y lo político para conformar una oposición exitosa, es un escenario previsible y amenazante para el futuro inmediato de Honduras.
En un fin de semana capitalino, los evangélicos salieron al ámbito de lo público a manifestarse por la paz, la democracia y en defensa de los valores de la familia, contra la corrupción y el nepotismo. Lo interesante de esta acción pública, es que la encabezó Salvador Nasralla, el rostro y la voz visibles de la oposición al gobierno de Xiomara Castro, bajo el argumento de que este gobierno es comunista y corrupto.
En sintonía con la tendencia mundial, que favorece las posiciones de extrema derecha que propugnan por gobiernos neofascistas para sustituir a gobiernos socialistas o de izquierda, en Honduras se va abriendo camino un tipo de oposición anticomunista, que podría armonizar el discurso religioso fundamentalista con el discurso político de la extrema derecha.
Un escenario así se perfila con aliento para la gente conservadora y como preocupación para sectores progresistas y de izquierda, en un país donde la oposición –que actualmente gobierna el país– no solo es frágil, sino que además viene de una larga historia reformista y con poca vertebración política de sus bases.
Tras haber ganado las elecciones en 2021, sus seguidores actúan como si se tratara de un gobierno sólido, consistente y con ínfulas de pertenecer a una izquierda que representa a la mayoría de la sociedad.
Pero, insistimos: esta mentalidad sigue abriendo las puertas para que, en su momento, se acepte como designio de la providencia la irrupción de líderes religiosos que dicen cumplir con la voluntad de Dios de conducir los destinos del país, porque los políticos no han sabido hacerlo. El correlato entre lo religioso y lo político de derecha y extrema derecha, es evidente.
Preocupación y demanda ante una precaria educación
Una segunda instancia de confianza en el Sondeo es la Secretaría de Educación, que reemplazó a la instancia mediática que ocupó el segundo lugar en todos los sondeos precedentes. Esta percepción sobre la Secretaría de Educación denota una preocupación a la vez que una aspiración social.
La educación pública es, sin duda, la institucionalidad más golpeada en el azaroso tiempo de la pandemia, que dejó la educación de la niñez y la juventud en estado de calamidad.
El hecho de que los estudios coincidan en señalar que la educación nacional tuvo un retraso de al menos veinte años, es alarmante; la educación ya estaba muy mal, y con la covid-19 acabó de hundirse. Esto explicaría la confianza en que la Secretaría de Educación responderá a la gran preocupación social por la educación de la niñez y la juventud.
Salud: ecos dramáticos de la pandemia
La tercera instancia de confianza identificada en el Sondeo es la Secretaría de Salud, y aquí de nuevo se percibe el eco dramático de la pandemia. Esta preferencia denota la necesidad de contar con una institucionalidad que vele por la salud humana, que invierta en la atención a un pueblo enfermo e indefenso.
De fondo está la frustración que dejó la atención irresponsable y corrupta de la administración anterior que, en lugar de destinar los reducidos fondos disponibles para atender a los enfermos, sus funcionarios los desviaron y mintieron a la sociedad. Queda en el imaginario colectivo la angustia de nuestras emergencias, en las condiciones como las abordó la anterior Secretaría de Salud.
Los mediadores entre la realidad y las respuestas
En todo caso, los medios de comunicación y las redes sociales siguen desempeñando el papel de mediadores entre la realidad de inseguridad económica e inseguridad ciudadana, y las respuestas que aún no se encuentran en la institucionalidad pública y privada. Los medios de comunicación, especialmente la televisión, al estar tan cerca y a la vez tan lejos de los hogares, canalizan el imaginario político y social de lo que la sociedad busca y necesita.
Por otra parte, los datos del Sondeo perfilan un imaginario social proclive a las soluciones de fuerza; esto se expresa en el alto porcentaje de aprobación, por encima del 60 por ciento, a la medida de estado de excepción decretada por el gobierno en 2022.
Así, los medios de comunicación se estarían articulando con el papel de las iglesias, de la educación pública, y con la necesidad de seguridad ciudadana, para convertirse en los principales organizadores del imaginario prevaleciente en la sociedad.
El miedo y la esperanza se entrecruzan, pero el miedo hacia lo incierto y la frustración, por confiar en lo profano, desliza la confianza social hacia las instancias eclesiástico-religiosas.
Problemas y tareas
Es notable que, en la percepci-ón social, se reconozcan los grandes y graves problemas del país, los cuales se constituyen en tareas que la gente encomienda al gobierno y a las instituciones de la sociedad.
La inseguridad económica, manifiesta en el subempleo y el desempleo, así como la situación calamitosa de la educación y la salud, son los mayores problemas que la gente identifica y, por tanto, solucionarlos es la principal tarea que demanda del gobierno. Le siguen en importancia la inseguridad-violencia, y un paso más allá, la corrupción.
Llama la atención que, siendo el fenómeno del narcotráfico un factor que condiciona y afecta muy negativamente la vida de la sociedad en todos sus niveles, en este Sondeo de Opinión no se destaca ni se identifica como una preocupación que angustia a la población. Lo que demanda del gobierno, prioritariamente, es que resuelva sus penurias económicas, que ofrezca empleo y castigue a los corruptos.
Dos carriles, dos lenguajes
¿Qué es lo que parece recoger este sondeo? Que lo que piensa, siente y percibe la sociedad va por un carril, mientras que lo que piensan, sienten y perciben los tomadores de decisiones va por otro carril, en un paralelo infinito. Dos lenguajes, dos concepciones, dos intereses en franca oposición.
Un ejemplo que ilustra esta paradoja, es que más del 81 por ciento de las personas encuestadas expresó el deseo de que el gobierno intervenga los parques nacionales afectados por la explotación minera; a ello se agrega que más del 90 por ciento dijo que, ante la grave situación agraria, se debe convocar a un diálogo nacional entre empresarios, ganaderos y campesinos, para concretar un plan de reforma agraria que contribuya a resolver los conflictos actuales.
Sin embargo, los tomadores de decisiones en el Estado y la empresa privada no solo han hecho caso omiso a esta demanda social, sino que, en todos estos años, la temática agraria y ambiental ha sido uno de los conflictos más agudos, y la tierra y los bienes de la naturaleza se han concentrado en pocas manos con mayor intensidad en los últimos doce años, cuando iniciamos los sondeos de opinión pública.
En este paralelismo antagónico se ubica uno de los nudos que es preciso desatar para encontrar una ruta de solución a la elevada conflictividad que envuelve a la sociedad hondureña.
Las ONG, un actor que gana reconocimiento
Siguiendo con los actores que reciben el mayor porcentaje de confianza pública, a diferencia de los sondeos anteriores, las organizaciones no gubernamentales, ONG, quedan mejor posicionadas, en quinto lugar, con cerca del 40% de aceptación. Esto estaría indicando que han alcanzado mayor presencia en la vida de las comunidades y, a la vez, que han adquirido mayor capacidad para incidir en las políticas públicas a través de los medios de comunicación.
Conviene tener presente que estas instancias, llamadas de sociedad civil, actualmente tienen mucha capacidad para manejar las redes sociales, mientras que en el pasado no tenían impacto como fenómeno social digital; en los sondeos anteriores obtenían un porcentaje que no superaba el doce por ciento de reconocimiento social.
En este Sondeo se consideró el uso y consumo de noticias a través de las redes sociales y de internet, que alcanza el 30.7 por ciento, y es a través del mundo virtual que las ONG estarían adquiriendo mayor presencia e incidencia en la sociedad.
En lugar de despreciarlas, aquí aparece un llamado al encuentro, al diálogo y a la búsqueda de respuestas a los ingentes problemas del país, entre gobierno, partidos políticos, empresa privada y mediana y pequeña empresa, con las ONG. Estas se cuentan por centenares y, aunque la mayoría tiene su sede y principal radio de acción en la capital, su influencia e incidencia se extiende a lo largo de la geografía nacional.
Después del paréntesis, cansancio y frustración
Un recuento de los resultados del Sondeo de Opinión del ERIC en sus diversas ediciones, apunta al cansancio, agotamiento y previsible frustración de la población respecto de las promesas incumplidas y del papel que desempeñan las élites que dirigen el país.
Este cansancio hizo un paréntesis importante cuando la mayoría de la ciudadanía depositó su voto para elegir un gobierno en el cual puso toda su confianza. Los primeros meses, tras asumir la Presidencia de la República, el entusiasmo fue sin duda el mayor que ha vivido la sociedad después de 40 años de elecciones continuas desde 1981.
Pero este entusiasmo ha ido decayendo con el paso del tiempo, hasta llegar, al finalizar el primer año de gobierno, a un desánimo generalizado, que se contrapone al espíritu optimista de los activistas del partido gobernante y los burócratas del Estado.
Cuanto más desánimo se advierte en los sectores no oficialistas y no partidistas, mayor es el entusiasmo que muestran los activistas y aquellos funcionarios que, teniendo una función pública delegada por la Presidenta, tienden a ignorar su compromiso como servidores públicos para comportarse como meros activistas políticos.
Esta contraposición estaría expresando las subjetividades de ambos sectores, a la vez que se agudiza la polarización entre ellos. Estos dinamismos subjetivos estarían definiendo, cada vez con mayor intensidad, la realidad social y política del país. En los hechos, el descalabro real y concreto hace que muchos jóvenes sigan poniendo su mirada y sus pies en la ruta migratoria hacia el Norte, como lo confirman los datos de este Sondeo.
Migración, expresión de desencanto
Cerca de la mitad de la población (48.4 por ciento), desea o ha pensado emigrar, mientras que el 46.9 por ciento ya lo hizo en el último año. No sería extraño que, así como el entusiasmo de los sectores favorables al gobierno estaría siendo agitado por la dirigencia del Partido Libre, el malestar y el desánimo que se manifiestan en buena parte de la población, estarían siendo agitados, o utilizados, por la oposición interesada en exacerbar los errores del gobierno, con el fin de obstruir la gestión presidencial.
Sin embargo, el número creciente de hondureños que desea emigrar, o que ya lo ha hecho, apunta a que la crisis económica, la inseguridad y la violencia cotidiana no son una percepción como resultado de la manipulación.
Los datos de subempleo y desempleo, de personas migrantes y de deportadas, así como de víctimas directas e indirectas de la inseguridad y la violencia, son reales. A la vez, indican que en un alto porcentaje no solo no cree en las respuestas del gobierno, sino que tampoco cree en las respuestas de otros sectores, ya sean políticos, empresariales, ONG o de cualquier otra denominación.
Emigrar es una decisión personal, pero tiene una vinculación muy directa con el desencanto y las desconfianzas hacia los tomadores de decisión, dentro y fuera del gobierno. No hay mayor expresión de desesperanza que la de decidir convertirse en migrante para buscar en otro país las soluciones a las angustias económicas y a las inseguridades de todo tipo.
Por consiguiente, el aumento creciente de la migración al extranjero estaría en sintonía con el aumento del malestar y la frustración respecto a todo lo que tiene que ver con la política y la institucionalidad estatal; y con la pérdida de confianza en el gobierno, los partidos políticos y en quienes, desde el ámbito público y privado, toman decisiones que afectan a la población.
Abandonar la familia, el entorno y la tierra en la que siempre se ha vivido, es la expresión más radical de la pérdida de confianza y esperanza en casi todo lo que rodea las vidas de centenares de miles de migrantes, un corte profundo en sus historias individuales, para iniciar una nueva vida en otro país y con otra gente.
El país de las oposiciones
Se podría decir que Honduras se ha convertido en el país de las oposiciones, que cubren un amplio espectro de expresiones políticas, desde las auténticas hasta las claramente oportunistas, que persiguen sacar ventajas particulares de las desgracias del país y de los desaciertos de los tomadores de decisiones.
La oposición más destructiva es la liderada por sectores del Partido Nacional y por quienes ven amenazados sus intereses criminales y ven en riesgo el terreno que ganaron a lo largo de muchos años de corrupción e impunidad. A esta se unen quienes viven bajo el control de sus corporaciones mediáticas y las ONG expertas en ver maldad y error en cada una de las iniciativas oficiales.
Esta oposición se beneficia de los errores y las prácticas patrimonialistas de quienes ostentan cargos públicos de relevancia, y está en constante alerta para sacar partido y divulgar todos los desaciertos oficiales. Es la oposición que busca ver la paja en el ojo del gobierno, la misma que –cuando fue gobierno– nunca se detuvo para ver las vigas de errores y prácticas corruptas que dieron sostenibilidad a sus administraciones.
También está la oposición que se sostiene en la crítica oportuna y propositiva. Es una oposición incómoda para el gobierno, por lo que con facilidad puede confundirse con la oposición destructiva. Ambas suelen coincidir en temáticas y cuestionamientos. La oposición destructiva busca ir a la caza de la oposición propositiva; tener en el mismo saco a todas las oposiciones y capitalizarlas, para debilitar las propuestas del gobierno: es uno de sus propósitos.
La oposición destructiva pretende que toda oposición se sitúe en el terreno fértil de la polarización y la confrontación, con el propósito de aprovechar los ánimos agitados para aumentar en la población la percepción de que el gobierno ya se perdió, y se esmera en comparar el pasado con el presente.
Los problemas y las demandas son múltiples y complejos, sobre todo para un gobierno frágil. Sin embargo, el comportamiento de la dirigencia del Partido Libre y de sus activistas manifiesta que, para ellos, esa fragilidad no solo no existe, sino que su gobierno se sostiene en un respaldo popular desmesurado.
Esa percepción se contradice con los resultados de este Sondeo, realizado en el segundo año del gobierno de doña Xiomara Castro Sarmiento. Ocultar la fragilidad en un caparazón que aparenta fuerza y sólido poder, es terreno fértil para la oposición destructiva, y para que el gobierno se deje llevar por las voces que aconsejan un mayor control social, militarización y autoritarismo político.
Distancias entre dirigencias y realidades de la gente
En las percepciones se observa la distancia que media entre la realidad de las mayorías empobrecidas y la situación de los funcionarios públicos y las organizaciones populares. Lo más peligroso es la falta de conciencia, en las dirigencias populares, de que esta distancia existe.
El neoliberalismo ha exacerbado la búsqueda de salidas individualistas, el encierro en espacios reducidos y ha obligado a que cada cual se limite a buscar soluciones a sus problemas. Esta lógica ha impactado con fuerza en las dirigencias populares, gremiales y políticas, de manera que acaban, sin darse cuenta, ofreciendo recetas como solución a las crisis, como si fuesen de aplicación universal.
En los hechos, no pasan de ser propuestas que solucionan la supervivencia de su propia organización, que se alejan de las realidades humanas y sociales de las mayorías empobrecidas. Acortar las distancias entre las cúpulas de las organizaciones sociales y populares, respecto de la vida cotidiana de la gente común, es un desafío que se deduce del Sondeo de Opinión de 2023, con antecedentes acumulados en los sondeos anteriores.
Mientras cada instancia organizativa se afana en cumplir con los proyectos de financiamiento, la vida cotidiana de la población va siendo moldeada por iglesias que saben penetrar hasta el fondo de sus corazones y necesidades, y por los medios de comunicación, particularmente la televisión. Los barrios, colonias y aldeas están acompañadas, continuamente, por pastores de sectas protestantes y por líderes que surgen en las mismas comunidades.
La mayoría son líderes que conocen de cerca las necesidades y preocupaciones de las familias. No piden un voto, pero piden lealtad hacia la confesión religiosa y, a cambio, oran por la salud y el bienestar de las familias y están atentos a sus necesidades en casos de enfermedad, angustias económicas, o cuando se han de cubrir las emergencias que ocasionan las muertes.
Por su parte, las dirigencias políticas y de las organizaciones populares suelen estar muy a distancia de las familias y comunidades, sobre todo los dirigentes populares. Los políticos se acercan en los tiempos de campaña electoral, y su práctica se asemeja a la de los pastores protestantes, pero acentuando las regalías.
Esta “metodología” unifica a los activistas de los partidos políticos, sin importar su bandera o ideología. Pero van alguna vez a la comunidad y luego se alejan por mucho tiempo, mientras que los pastores protestantes siguen allí, llegan para quedarse. Esto explica por qué –en los resultados del Sondeo– las iglesias protestantes obtienen más confianza, a diferencia de los partidos políticos, que se sitúan entre las instancias con mayor desconfianza en la población.
Sin embargo, los líderes populares no parecen tener conciencia de este hecho. Una burbuja ideológica y política protege la distancia en que se encuentran las dirigencias populares, y les hace vivir en la convicción de que lo que piensan y analizan es lo que piensa y analiza toda la gente empobrecida de Honduras.
Cultura patriarcal y mentalidad machista
Entre las muchas preocupaciones que destacan en este Sondeo, la que más impacta, sin duda, es la percepción sobre la violencia que sufren las mujeres. De cada 10 personas consultadas, 8 perciben que esta violencia ha aumentado, en especial los feminicidios.
Entre las más antiguas y las nuevas formas de las violencias perpetradas contra las mujeres, el aumento sustantivo del crimen que les arrebata la vida es, sin duda, uno de los datos que más debe alarmar nuestra conciencia y provocar la reacción de las autoridades, para evitar que la impunidad en que se mantiene la mayoría de estos crímenes se convierta en un factor que dispare la espiral de crímenes contra la mujer hondureña.
Llama la atención –en los resultados del Sondeo– que estos delitos se atribuyan a supuestos vínculos de las víctimas con el crimen organizado (31.5%); al machismo y los celos (25.3 %); que es por culpa de ellas mismas (14.6 %), o por andar en la calle (10.3 %). Estos datos confirman el peso que sigue teniendo la cultura patriarcal en nuestra sociedad, enraizada en la mentalidad machista y en la antigua concepción de que el ámbito de lo público es para los hombres, y que las mujeres deben estar confinada al espacio doméstico.
Estos resultados dicen que, si lo público no es para las mujeres, aquellas que se atrevan a romper esta regla consuetudinaria, pagarán las consecuencias, incluso con sus vidas. En este siglo han surgido instituciones públicas y se han firmado convenios internacionales para defender y proteger los derechos de las mujeres; además, existen organizaciones feministas comprometidas con la protección de la vida de las mujeres y la educación para transformar las relaciones de género. Pero, en nuestra sociedad, muy poco se ha avanzado para reducir significativamente la cultura patriarcal y la mentalidad machista.
El gran desafío: Invertir en formar conciencia ciudadana
A final de cuentas, el meollo del problema que pone en discusión este décimo segundo Sondeo de Opinión Pública del ERIC-SJ, reside en lo siguiente: el nivel de conciencia social y política de la sociedad hondureña sigue siendo muy bajo, en correspondencia con la baja escolaridad, de manera que para la gente no importa quién sea ni de dónde venga aquel que ha de resolver sus problemas, sino que quien lo haga tenga la capacidad y disposición para aportar soluciones efectivas y no solo promesas.
Se confirma lo que hemos analizado en sondeos anteriores: si las soluciones que la gente espera las ejecuta un gobierno autoritario y dictatorial, eso es lo de menos. Si, por el contrario, quien le asegure alimentación y seguridad es un gobierno populista, o de izquierda, también da lo mismo. Por esa razón, en el horizonte de la población, programas como la Red Solidaria son percibidos con éxito porque llega sin mediaciones a la comunidad empobrecida y atiende a la gente miserable.
En las condiciones actuales, el terreno es fértil para que los próximos futuros sean de asistencialismos y proselitismos de baja categoría, como expresiones de una eventual alianza entre líderes religiosos fundamentalistas y políticos considerados como iluminados y mesiánicos, unidos por una perspectiva ideológica muy cercana al neofascismo.
Construir puentes y derribar muros
El llamado vehemente que se desprende de este décimo segundo Sondeo de Opinión Pública, es a establecer puentes que unan a la sociedad hondureña. El país ya no está para parches, pues venimos de una larga historia de parches, que se manifiesta en el recuento político de los últimos 40 años de democracia representativa.
Los grandes problemas del país se han venido acumulando durante este largo periodo, porque los mismos problemas son utilizados con el fin de ganar adeptos para el proselitismo político tradicional y aumentar, en cada proceso electoral, el clientelismo y un aparato burocrático determinado por el partido ganador de las elecciones.
Sin embargo, a pesar de los bajos niveles de conciencia social y la frágil cultura política, la gente se atreve a balbucear cuando se le consulta sobre su situación de vida. Este Sondeo de Opinión es un balbuceo que recoge el llamado de nuestra sociedad a que nos sentemos a dialogar y debatir para construir soluciones efectivas.
Si solo nos quedamos en la lógica de apagafuegos ante los problemas sociales, terminaremos chamuscados en sus llamas. No estamos aquí para destruirnos, ni para descalificarnos o aplastar a quienes tienen ideas distintas que las nuestras. El gobierno no puede resolver por sí mismo los problemas del pasado y el presente, ni otros sectores de la sociedad podemos hacerlo sin el gobierno.
Escuchemos a la gente, nos irá mejor que hasta ahora, parece ser el llamado que se recoge en este Sondeo de Opinión Pública. Escuchemos sin prejuicios. No perdamos la oportunidad de avanzar juntos, gobierno, sectores sociales, empresariales, profesionales, académicos, religiosos, indígenas y campesinos, migrantes y trabajadores urbanos, hacia una nación con equidad e inclusión social.
Ningún proyecto político y social se podrá construir a partir de la polarización política y social que nos incapacita para el diálogo y la solidaridad. Es urgente escuchar y debatir para que surjan propuestas que nos conduzcan a acuerdos básicos compartidos social y políticamente.
Ese es el mensaje que nos dejan estos balbuceos de la población, que puede hacerse efectivo si la sociedad hondureña apuesta por el consenso, el entendimiento mutuo y una voluntad política identificada con la solución de los problemas que más afectan a la población, como los que se recogen en el Sondeo de Opinión Pública del ERIC-SJ en su edición de 2023.
[*] Investigador del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús (ERIC-SJ) y de Radio Progreso.