Vulnerabilidad del valle de Sulaante eventos hídricos intensos

ROQUE VAQUERO M.* 

Aquí se comentan aspectos relacionados con algunos factores que deben considerarse en un proceso ordenado de estudios, diseños, construcciones y regulaciones, imprescindibles para disminuir la vulnerabilidad del valle de Sula,  y con el fin de prevenir los efectos devastadores de las inundaciones sobre las poblaciones ubicadas en áreas de riesgo.

EL ABORDAJE DE UNA CONDICIÓN CATASTRÓFICA 

La vulnerabilidad del valle de Sula se manifiesta directamente en los efectos causados por las recurrentes e infortunadas inundaciones que, por su extensión y severidad, causan daño a los habitantes, a sus bienes y a la infraestructura de diferente orden en gran parte de la superficie del valle. 

Esta situación se produce en virtud del complejo sistema hidrológico que caracteriza al área en que se ubica este valle; para enfrentarla se requiere la atención y las acciones coordinadas de la ciudadanía, la empresa privada y las instituciones del gobierno responsables del desarrollo, la seguridad, el manejo y la administración de los recursos.

Los frecuentes eventos de lluvia que suceden en la época húmeda provocan efectos hídricos excesivos que ponen de manifiesto la vulnerabilidad del valle de Sula. Esto se relaciona con otros elementos que precisan de un apropiado manejo; de no ser así, con mayor frecuencia y severidad continuarán las devastadoras inundaciones que afectan a esta región tan importante para la economía del país.

Se han elaborado y documentado muchos estudios profesionales relacionados con el manejo de los factores asociados con este problema. Algunos son análisis generales que identifican las necesidades y las barreras principales que obstaculizan los trabajos, mientras que otros hacen un enfoque exhaustivo y se concentran en el diseño y los procedimientos requeridos para el manejo correcto de los elementos clave, con el propósito de hacer realidad el control de la situación hídrica y mitigar los efectos de las inundaciones en el valle de Sula.

Para citar un ejemplo, el Gobierno de Honduras contrató al consorcio Harza-CINSA para que hiciera un estudio sobre el control de las inundaciones y el desarrollo del valle de Sula, el cual se elaboró entre finales de la década de 1970 e inicios de la de 1980; se realizó un análisis integrado de los elementos relacionados con la temática, y los documentos finales fueron entregados formalmente.

¿Se han convertido en realidad las alternativas identificadas en todos estos proyectos y estudios que, desde hace más de cuarenta años han aportado directrices para ejecutar las obras necesarias? Esta pregunta, al parecer, queda sin respuesta porque el problema de las inundaciones continúa y, con el paso de los años, las consecuencias son cada vez más graves.

Se requiere una determinación oficial, certera y veraz que apruebe la ejecución de los trabajos necesarios para enfrentar el problema de las inundaciones en el valle de Sula y, para ello, se debe responsabilizar a un cuerpo técnico con funciones específicas y con la suficiente independencia y apoyo para realizarlas. 

En vista de que todos los estudios sobre este tema, ejecutados a través del tiempo y de los diferentes gobiernos, son resultado de un trabajo integral, profesional y con costos de diferente naturaleza y magnitud para el país, todo esfuerzo debe iniciar por revisar y adaptar la vasta información producida, con el propósito de construir un marco técnico y legal de carácter obligatorio para todos los trabajos que se planeen o se defina que deben realizarse en el valle para reducir su vulnerabilidad ante las inundaciones. 

El Ulúa y el Chamelecón son los dos ríos principales que discurren a lo largo del área relativamente plana del valle de Sula y que conducen los excesos de agua provenientes de sus cuencas. Datos aproximados señalan que el Ulúa hace un recorrido de 360 km con un área de captación cercana a los 20 mil kilómetros cuadrados en toda su cuenca, mientras que el Chamelecón recorre unos 200 kilómetros con un área total de captación cercana a los 3500 kilómetros cuadrados.

Ambos ríos conducen los excedentes de agua superficial, que dependen de la lluvia, procedentes de los todos los terrenos de las cuencas y microcuencas de los otros ríos y cauces afluentes que se encuentran a lo largo de su recorrido y en toda su área de captación; las cuencas de estos dos ríos ocupan una parte importante del territorio nacional en el centro, centro occidente y noroccidente, para luego desplazarse a lo largo del valle de Sula hasta su salida al mar Caribe.

FACTORES CRUCIALES PARA ENFRENTAR LA SITUACIÓN

Existen algunos factores primarios e importantes que requieren ser reconocidos y estudiados, puesto que son la causa inicial de la inseguridad del valle de Sula y cuyo efecto final consiste en los cuantiosos daños que este sufre durante la temporada en que ocurren los eventos extremos de lluvia que provocan las inundaciones. 

En orden secuencial, a continuación se comentan y describen algunos de los principales factores, requerimientos y elementos asociados con este tema, los cuales deben considerarse en el desarrollo de los procedimientos para enfrentar el problema; todos tienen el mismo nivel de exigencia e importancia, puesto que para ello se precisa de una estructura que considere una función integral.

MANEJO DE LOS TERRENOS EN LAS CUENCAS HIDROGRÁFICAS

Uno de los factores más importantes, con relación al problema de vulnerabilidad, es el uso y manejo de los terrenos que forman parte de las microcuencas y cuencas cuyos cauces desembocan en los ríos principales que se desplazan a lo largo del valle de Sula. Se pretende que todos los terrenos señalados se manejen de forma apropiada para garantizar su armonioso comportamiento, tanto desde el punto de vista de su aprovechamiento productivo como de los efectos colaterales que su uso pueda provocar.

El objetivo principal es manejar de forma adecuada los terrenos para evitar que, durante los eventos lluviosos de magnitud apreciable, se produzcan grandes volúmenes de agua que se muevan por la superficie (escorrentía) en las cuencas tributarias que, en su mayoría, tienen una pendiente muy inclinada; de ocurrir altos valores de escorrentía en las cuencas y microcuencas, se producen volúmenes de agua con una dimensión tal, que las características y el tamaño de los cauces en los dos ríos, ya en el valle, resultan insuficientes para captarlos y conducirlos.

Un aspecto importante respecto a lo que ocurre con los caudales y el movimiento de agua a lo largo del valle, hasta alcanzar el punto de salida en la costa del Caribe, consiste en que el agua de escorrentía en las cuencas de otros ríos y cauces de agua que tributan a los ríos principales se mueve con alta velocidad, debido principalmente a su pendiente inclinada; pero al llegar a los cauces principales, dominados por una suave pendiente en el valle, el agua se desplaza con menor velocidad, lo que provoca su acumulación y elevación de nivel en el cauce del río que, en caso de lluvias extremas, supera su capacidad, ocurriendo el derrame lateral que causa las inundaciones.

Lo anterior revela la necesidad de normalizar o minimizar la velocidad y el exceso de agua de escorrentía superficial que fluye desde las tierras altas, para lo cual deben crearse las condiciones adecuadas que permitan cumplir con las necesidades técnicas relacionadas con el manejo de las tierras en toda el área de la cuenca de estos ríos.

Muchos aspectos son importantes para regular la situación hídrica, y todos se relacionan con el hecho de que los terrenos en las cuencas de los cauces y ríos que tributan a los ríos principales que fluyen a lo largo del valle, deben ser utilizados de acuerdo con su potencial, que habrá de definirse por estudios apropiados de las características de sus suelos y tierras. 

En las cuencas y subcuencas, todos aquellos terrenos que, por su pendiente y características físicas, químicas o biológicas del suelo, resultan inapropiados para la agricultura, la ganadería, la explotación forestal técnica o la concentración de centros urbanos, deben conservarse en bosque natural y con un manto permanente de cobertura en la superficie para regular la cantidad, la velocidad y la libre circulación de los excesos de agua producto de la lluvia. 

En las áreas dedicadas a la producción agropecuaria deben implementarse prácticas apropiadas de manejo y conservación de los suelos, de forma tal que no permitan una escorrentía acelerada del agua de lluvia, sino que propicien una mayor infiltración de agua en el suelo y que los excesos superficiales avancen lentamente para evitar los considerables volúmenes a manejar al final de su recorrido, aguas abajo, en el cauce de los ríos principales en el valle.

Los severos problemas de erosión en la mayor parte de las tierras en estas cuencas y microcuencas, que con el tiempo se han magnificado, se deben al deficiente manejo de la tierra en las áreas agropecuarias, la deforestación y la ubicación de infraestructura y centros poblados en áreas inadecuadas. 

El efecto erosivo provoca que el agua de escorrentía transporte en suspensión una sustancial cantidad de partículas del suelo que, al llegar a la parte baja y por efecto de su menor velocidad, sedimentan en el fondo de los cauces principales; esto ocasiona la disminución de su capacidad de conducción, lo que contribuye directamente con el desbordamiento del agua y la inundación de las áreas adyacentes. 

Lo anterior revela que es obligatorio ejecutar un programa intensivo, con la seriedad y la exigencia requerida, para ordenar el uso y manejo de las tierras en las cuencas y microcuencas, y de todas las corrientes que desembocan en los dos ríos principales que se desplazan por el valle. 

Las condiciones descritas especifican los principios que es necesario adoptar para tomar la decisión de crear y poner en vigencia las leyes, los reglamentos y las estrategias que amparen y ordenen la ejecución de todas las técnicas orientadas a cumplir con esa apremiante necesidad. 

CONSTRUCCIÓN DE EMBALSES O REPRESAS 

Si se maneja un plan integral para reducir la vulnerabilidad del valle de Sula ante los efectos catastróficos que provocan las inundaciones, uno de los elementos que debe considerarse es la construcción de represas de almacenamiento y contención en los sitios propicios, en las cuencas y microcuencas que aportan grandes cantidades de agua a los cauces principales que se mueven a lo largo del valle.

En la actualidad y desde hace varias décadas, existe el interés y compromiso de construir algunas represas en sitios específicos de las cuencas o microcuencas de otros ríos que desembocan en los dos ríos principales que llegan al valle; pero, aunque también se han realizado muchos estudios al respecto, los trabajos aún no se realizan. 

Las represas pueden proporcionar un alivio, pues almacenarían parte del volumen de agua producido por la escorrentía en las cuencas y microcuencas, logrando disminuirlo en el punto que se intercepta con el cauce principal en que desembocan. Además, las características de la construcción y operación de estas represas permiten que puedan utilizarse en la generación de energía y el suministro de agua para uso agrícola o consumo humano.

No obstante, se debe reconocer que, para que estas represas o embalses funcionen a cabalidad y cumplan con el objetivo para el cual fueron concebidas, es necesario que se ejecute con rigurosidad el manejo apropiado de los terrenos en las cuencas que las alimentan; de lo contrario, el esfuerzo de construirlas podría resultar infructuoso pues el relleno con sedimentos provenientes de la erosión de las tierras mal manejadas en la cuenca, rápidamente las hará perder su funcionalidad y no cumplirán con el beneficio esperado. 

Por otra parte, al no controlar la escorrentía que se puede llegar a producir en las tierras mal manejadas durante los eventos extremos de lluvia, la represa podría sufrir daños, sobre todo en elementos esenciales de su estructura relacionados con el control hídrico, que es su propósito principal.

Respecto de la construcción de represas de contención en los cauces de agua que representan sitios convenientes en las cuencas y microcuencas, es preciso señalar que, para que su función esté acorde con lo requerido, su diseño debe estar completamente adaptado para soportar las condiciones que ocurren al presentarse los eventos extremos. 

Otro punto importante es que, para la operación precisa de la represa de contención, se debe contar con planes específicos para el manejo de las condiciones inusuales que puedan presentarse; estos planes corresponden al mecanismo de respuesta ante el aviso correspondiente indicado por un sistema de alerta temprana que debe incluirse en su diseño y construcción. 

MEJORA DE LA CAPACIDAD DE LOS CAUCES ACTUALES

Los cauces de los dos ríos principales, Ulúa y Chamelecón, junto con los de otros canales artificiales que se construyeron en el pasado como «canales de alivio» para la conducción parcial de los excesos de agua, son los responsables de contribuir con el manejo de la situación hídrica en el valle. 

El deterioro significativo de las tierras en las partes altas de las cuencas de estos ríos ha causado muchísimos problemas que se manifiestan de diferente forma durante los eventos hídricos que constantemente afectan las tierras, las poblaciones y la infraestructura, especialmente en las partes más bajas del valle de Sula.

Como antes se señaló, la magnitud ascendente de la erosión en cuencas y microcuencas tributarias a través de los años ha provocado una considerable y progresiva sedimentación en el fondo de los cauces principales, creando las condiciones para que, con mayor facilidad, el nivel del agua supere la elevación de la orilla de los cauces, cuyo resultado final es el desbordamiento y la inundación.

En el pasado, las empresas que tenían extensas áreas cultivadas de banano en tierras aledañas a las márgenes de estos ríos estudiaron, diseñaron y construyeron canales de alivio y bordos «de contención» con una altura conveniente y a lo largo de su recorrido por las tierras con las plantaciones. De esta forma se agrandó la sección hidráulica del cauce para permitirle conducir los excedentes de agua provenientes de las partes altas de las cuencas hidrográficas y prevenir la inundación durante los eventos extremos de lluvia que inciden en el área de captación de estos dos ríos, reduciendo los daños a las plantaciones, asentamientos humanos e infraestructura.

Cuando estas empresas tenían inversiones en este valle, el diseño y la construcción de los bordos era una operación especializada que utilizaba materiales y procedimientos técnicos apropiados y, una vez realizado el trabajo, existía una operación mecanizada y permanente de revisión, mantenimiento, reparación y extracción de sedimentos del fondo de los ríos y canales de alivio que, al igual que ahora, provenían de la erosión en los terrenos en las partes altas de las cuencas. 

En la actualidad y desde hace algunos años, se realizan intensos trabajos a lo largo del recorrido de estos cauces con el fin de regular y controlar la situación; pero en vista de que el problema persiste, y cada vez se torna más crítico, pareciera que son insuficientes, parciales o que no se llevan a cabo de la mejor manera. 

ESTRUCTURA DE LOS CAUCES PRINCIPALES Y CANALES DE EVACUACIÓN FINAL 

Los ejes hídricos de los dos ríos y los canales de alivio que fluyen a lo largo del valle deben contar con una adecuada estructura física y un apropiado y estricto manejo; estos son elementos indispensables para utilizar, conservar y proteger esta superficie tan amplia e importante para el funcionamiento de una región económica y productiva necesaria para el país.

El cauce principal de los ríos y canales debe ser atendido desde el inicio de su curso hasta su desembocadura o hasta su salida en el mar Caribe. Es necesario dar mantenimiento a todo el cauce para liberarlo de los sedimentos físicos indeseables, y evitar o eliminar el crecimiento arbóreo o vegetal dentro de la sección hidráulica responsable de la conducción del agua.

Debe considerarse que, por las condiciones actuales, es necesario reconstruir o construir bordos de contención en ambas márgenes de los cauces, con base en el diseño que determine las dimensiones apropiadas y necesarias con el fin de incrementar su capacidad para conducir los volúmenes de agua que recibe y actuar como freno para evitar el derrame lateral y la consecuente inundación. 

Por otra parte, es necesario hacer los estudios indispensables para establecer las recomendaciones específicas y todos los detalles técnicos requeridos para plantar una franja de árboles, de preferencia nativos, con determinadas dimensiones en ambas márgenes de los cauces para evitar su desestabilización física y operar como un corredor biológico. Esta cortina o franja arbórea debe establecerse en la parte exterior del bordo; y el espacio entre el bordo y la orilla del cauce debe estar completamente libre de obstáculos que frenen el movimiento del agua.

Las regulaciones legales y de urbanismo deben prohibir el establecimiento de centros poblados e incluso de estructuras individuales para vivienda en todo el espacio entre la parte externa de la franja arbórea en una de las márgenes, hasta el mismo punto en la otra margen. Tampoco debe permitirse el desarrollo de actividades agropecuarias en ese espacio transversal. 

Debe ser una prohibición penalizada el desarrollo de las actividades mencionadas y la destrucción de bordos o paredes laterales del cauce para extraer materiales con el fin de utilizarlos con propósitos ajenos; lo anterior aplica también al espacio ocupado por los árboles de la franja de protección. De presentarse circunstancias especiales que requieran algún tipo de intervención, deben establecerse las regulaciones correspondientes que garanticen el buen funcionamiento de estos elementos de control y protección.

Si en los cauces de estos ríos se diseña y desarrolla un esquema funcional y técnico como el que se indica, se deben establecer las especificaciones necesarias para garantizar que exista un trabajo permanente y uniforme de mantenimiento, con el fin de reparar y evitar los daños en las estructuras, corregir fallos inesperados que puedan afectar el desplazamiento del agua y realizar cualquier acción que sea necesaria para evitar que se presenten condiciones que favorezcan el derrame lateral, punto de partida de las inundaciones.

En los sectores más bajos del valle es importante revisar y preparar los componentes de protección, los cauces y el mantenimiento necesario para todas las estructuras de manejo y conducción del agua que reciben de los cauces principales y las conducen hacia el mar Caribe. 

El diseño, construcción y mantenimiento de estos cauces debe realizarse con procedimientos técnicos especializados y muy cuidadosos pues, las áreas más bajas, comprendidas entre la desembocadura de los ríos principales y su punto final de trayectoria en el mar Caribe, son el albergue de un componente natural importante de la vida biológica de esta zona, tanto de flora como de fauna.

CONSIDERACIONES FINALES 

Puesto que el valle de Sula es climáticamente vulnerable, todos los estudios que se realicen sobre las inundaciones deben incluir análisis completos e integrales que consideren la resiliencia del área. Ante posibles escenarios concebidos para mejorar la situación actual, es imprescindible realizar estrictas evaluaciones de riesgos que permitan definir las estrategias más convenientes para reducir la posibilidad de desastres. 

Los principales componentes físicos e hidráulicos que deben manejarse en una cadena permanente para la mitigación integral de la vulnerabilidad del valle de Sula se relacionan con el manejo de las cuencas hidrográficas, la construcción de embalses o represas, y el acondicionamiento de todos los cauces principales de conducción y evacuación de los excesos de agua en todo el valle.

Para que el esfuerzo de mejora sea evidente y permanente, la dirección y ejecución de los trabajos debe recaer en una comisión técnica con la suficiente autoridad, autonomía y apoyo para que este loable propósito alcance el éxito que se precisa. 

En los cauces principales se deben organizar los elementos de protección que incluyen el acondicionamiento del área hidráulica, el diseño, la construcción, reconstrucción y mantenimiento de los bordos de contención y el establecimiento de franjas arbóreas a lo largo de los cauces naturales y artificiales, además de limpiar la sedimentación en el fondo de estos.

Un plan de manejo y mantenimiento del área física de las cuencas, tanto en la parte alta como en el valle, con el propósito de mermar la vulnerabilidad, debe incluir varios aspectos: aplicar regulaciones para el uso apropiado de la tierra y la disminución de la escorrentía en todas las cuencas y microcuencas que son parte del área de captación de los dos ríos; prohibir el establecimiento de actividades agropecuarias, viviendas y otros proyectos urbanísticos en el espacio de las estructuras y elementos de protección (bordos y franjas arbóreas); aplicar procedimientos técnicos precisos para rediseñar estructuras cuando y donde se requiera; dar mantenimiento constante a los bordos de contención; manejar de forma apropiada la franja arbórea de protección, y mantener una limpieza adecuada de los cauces, extrayendo los sedimentos acumulados en el fondo de su sección hidráulica.

Obviamente, al analizar este problema recurrente en el valle de Sula, se puede establecer la necesidad de estudiar y manejar otros factores relacionados con aspectos técnicos, ambientales, sociales, económicos y las políticas para la planificación del desarrollo. Y uno de los aspectos técnicos más importantes, es integrar a las necesidades actuales las exigencias que podrían presentarse como resultado de los efectos de un probable cambio climático. 

La planificación urbana ausente, o muy deficiente, contribuye con los efectos directos sobre las poblaciones ubicadas en áreas de riesgo. Dada la imperiosa necesidad de espacio para la población en condición de pobreza, que en Honduras es una proporción muy alta, existe la tendencia a ubicar sus viviendas muy cerca de la orilla de los ríos, en los bordos o en las partes bajas más propensas a las inundaciones.

Por tanto, es necesario que las autoridades responsables de los planes de urbanización, desarrollo y protección, pongan a disposición de los pobladores espacios adecuados para vivienda, en sitios con los menores riesgos posibles.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *