Anny Matamoros Pineda*
Es innegable que, para producir investigación científica, la academia hondureña enfrenta serios problemas estructurales relacionados con las modalidades de contratación, la remuneración, el acceso a la carrera docente y la formación en investigación. ¿Cómo superar esta situación?
Introducción
La Constitución de la República, en su artículo 160, establece que la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) debe contribuir a la investigación científica, humanística y tecnológica, al estudio de los problemas nacionales y a la transformación de la sociedad. En la misma línea, el artículo 3 de la Ley de Educación Superior reafirma este mandato como uno de los fines de la educación superior en general. Así, la investigación no sólo es una aspiración institucional, sino una obligación constitucional y legal, que otorga a la academia, tanto pública como privada, un papel central en la vida democrática del país.
Cumplir con este mandato no es tarea sencilla. Impulsar la investigación desde la academia requiere que las universidades cuenten con condiciones institucionales, financieras y estructurales que permitan el desarrollo sostenido de proyectos y centros de investigación de calidad. En ese contexto, el propósito de este artículo es resaltar la importancia de fortalecer la investigación científica en el ámbito universitario, entendiendo que ello demanda profundas transformaciones estructurales.
Para ello se describirá el marco institucional y la concepción de la investigación en la Educación Superior hondureña, y se identificarán, sin pretender exhaustividad, los principales obstáculos que históricamente han limitado la producción de conocimiento científico y crítico desde la academia hondureña. Este artículo pretende, además, abrir el debate sobre la urgencia de impulsar la investigación con un enfoque que permita superar las barreras estructurales que enfrenta la educación superior en el país.
1. Marco institucional y panorama general de la investigación en la educación superior
La UNAH es la institución responsable de organizar, dirigir y desarrollar la educación superior en el país, función que ejerce por medio del Consejo de Educación Superior.
Conforme a la Ley de Educación Superior, la investigación es uno de los fines esenciales de este nivel académico y la concibe, junto con la docencia y la extensión, como un componente concurrente e indispensable del proceso educativo.
Sin embargo, no sistematiza ni detalla las diferentes formas en que esta se desarrolla, ni define con precisión sus fuentes de financiamiento, mecanismos o lineamientos para su ejecución. En la práctica, esta ausencia normativa deja su implementación sujeta a los criterios de cada institución pública o privada, así como a las políticas y programas de financiamiento que estas determinen.
A partir de esta realidad, la investigación en la academia hondureña puede identificarse principalmente en tres modalidades: como parte integral de la carrera docente, a través de centros e institutos especializados, y mediante los trabajos de investigación realizados por estudiantes como requisito para obtener títulos de grado y posgrado.
En el ámbito interno, el Estatuto del Docente de la UNAH incorpora la investigación como una de las funciones formales de la carrera docente. De igual forma, el Reglamento de Departamentos y Carreras establece que toda carrera debe integrar en su desarrollo curricular y plan de estudios actividades orientadas a la formación y ejecución de proyectos de investigación científica, desarrollados en equipos multidisciplinarios o transdisciplinarios, y enfocados en los campos y problemáticas nacionales. Además, dispone que la programación de las actividades de investigación se realice en concordancia con lo establecido en el Modelo Educativo, el Desarrollo Curricular y el Sistema de Investigación Científica.
El Sistema de Investigación Científica, Humanística y Tecnológica (SICIHT) de la UNAH es el encargado de definir la política, la estrategia y la gestión de la investigación científica y tecnológica, así como de identificar y movilizar los recursos necesarios para promover la innovación constante en procesos, servicios, productos, metodologías y procedimientos.
En la política correspondiente al período 2015-2019, se reconocen diversas falencias estructurales que la UNAH ha enfrentado en materia de investigación, tales como: la limitada inclusión de la investigación en los planes de estudio de las carreras de grado y posgrado; la insuficiente capacidad de los docentes para formular proyectos de investigación competitivos y garantizar la calidad en la enseñanza de la investigación; el bajo perfil de investigación en la institución; y, la escasa planificación y gestión en los institutos de investigación, entre otras.
El SICIHT cuenta con 79 grupos de investigación científica, 11 institutos de investigación, 9 observatorios universitarios, 9 centros experimentales, 9 coordinadores regionales de investigación y 110 unidades de gestión de la investigación (UGIC). En el ámbito de las universidades privadas, la Universidad Católica de Honduras (UNICAH) y la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC) cuentan con una Dirección de Investigación. No obstante, la UNAH es la única universidad que dispone de un instituto especializado y específico en investigación jurídica.
Entre los centros de investigación universitarios en Honduras sobresale el Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS) de la UNAH, reconocido por sus investigaciones sobre temas de alto interés nacional, en particular en materia de seguridad y violencia, así como en áreas vinculadas con la democracia, la paz y la convivencia ciudadana.
No obstante, el IUDPAS es una excepción; pese a la existencia de diversos centros e institutos especializados en investigación dentro de las universidades hondureñas, sus resultados rara vez logran la visibilidad o el impacto esperado en el debate público y en la formulación de políticas.
Entre las principales deficiencias destaca la ausencia de un registro centralizado y sistemático que organice los proyectos de investigación, en curso y finalizados, así como la producción científica por temas, centros e institutos, incluyendo información detallada sobre los recursos asignados, los objetivos planteados y los resultados obtenidos.
Además, aunque la creación de estos centros e institutos de investigación es necesaria y valiosa, en la práctica se ha tendido a reforzar la separación entre la función investigativa y la labor docente, en lugar de integrarlas de manera complementaria.
En Honduras, gran parte de la producción investigativa no proviene del ámbito universitario, sino de otros espacios de la sociedad civil. Organizaciones no Gubernamentales, académicos independientes y centros de investigación no adscritos a universidades desarrollan estudios relevantes sobre asuntos nacionales, aunque con distintos niveles de rigurosidad y continuidad. Muchas de estas investigaciones incorporan un marcado componente jurídico, vinculado a problemáticas sociales, institucionales y de derechos humanos.
A partir de lo anterior, en la siguiente sección se analizarán algunos de los principales obstáculos estructurales que enfrenta el sistema de educación superior en materia de investigación, especialmente en su concepción como parte integral de la docencia.
2. Obstáculos estructurales para la investigación en la educación superior en Honduras
Como se ha señalado, cumplir con el mandato constitucional y legal de contribuir a la investigación científica exige que la educación superior en el país supere una serie de obstáculos estructurales que limitan su desarrollo.
En esta sección se abordan tres problemáticas centrales que restringen la capacidad de la academia para aportar a la transformación social que Honduras necesita: las limitaciones estructurales en el acceso y desarrollo de la carrera docente, la débil institucionalización de la investigación en el ejercicio docente y la escasa vinculación con redes académicas internacionales.
2.1. Carrera docente universitaria: entre barreras de ingreso y precarización laboral
La Ley de Educación Superior y su Reglamento no definen una estructura uniforme de carrera docente universitaria aplicable de manera general a todas las instituciones del país, sean públicas o privadas. En consecuencia, cada universidad establece de forma autónoma sus propios criterios de ingreso, ascenso y evaluación del personal académico, así como la manera en que integra —o no— la función investigativa en la labor docente.
En el caso de la UNAH, el artículo 100 del Estatuto del Docente Universitario regula el régimen de la carrera docente, que contempla las siguientes categorías: a) Profesor Auxiliar; b) Profesor Titular I; c) Profesor Titular II; d) Profesor Titular III; e) Profesor Titular IV, y f) Profesor Titular V. Según lo dispuesto en el artículo 186, entre las funciones del personal docente universitario se encuentra la de contribuir activamente al desarrollo de programas de extensión y de investigación científica, humanística y tecnológica. Así, la investigación forma parte del quehacer docente y se incluye como una de las actividades reconocidas dentro de la carga académica del profesorado, junto con la enseñanza y otras responsabilidades institucionales.
En las universidades privadas no hay claridad sobre la existencia de un régimen formal de carrera docente, ni sobre la integración sistemática de la investigación dentro de la docencia universitaria. Sin embargo, en la mayoría de los centros privados, la carrera docente se concibe desde un enfoque predominantemente centrado en la enseñanza, sin una articulación clara con la función investigativa.
Estas formas de organización de la carrera académica también se reproducen en las facultades de Derecho. Sin embargo, incluso en la UNAH, que cuenta con un estatuto que formalmente integra la investigación dentro de la carrera docente, esta función ha ocupado históricamente un lugar secundario frente a la enseñanza, una situación que también se evidencia en el área jurídica.
Este desequilibrio responde, en primer lugar, a la elevada carga docente y al alto número de estudiantes que cada profesor debe atender, lo que limita de manera significativa su participación en procesos sostenidos de investigación o en actividades de vinculación social.
En segundo lugar, aunque la UNAH ofrece una remuneración más competitiva que otras universidades del país, esta resulta insuficiente para garantizar una dedicación exclusiva a la labor universitaria, lo que obliga a muchos docentes a complementar sus ingresos ejerciendo su profesión fuera de la academia. Como consecuencia, su tiempo y esfuerzo se concentran principalmente en cumplir con las responsabilidades básicas de docencia.
Finalmente, el acceso a la carrera docente ha sido objeto de cuestionamientos recurrentes por la falta de transparencia y la presencia de prácticas de clientelismo político, lo que debilita la aplicación de criterios de idoneidad tanto para la enseñanza como para la investigación. Este problema reviste especial gravedad en el ámbito investigativo, que exige altos estándares éticos y el ejercicio pleno de la libertad académica en un entorno que favorezca el pensamiento crítico.
Para hacer frente al elevado número de estudiantes y a la alta carga docente, la UNAH ha recurrido a la contratación de docentes por hora, una práctica que también se replica ampliamente en las universidades privadas. Los docentes por hora suelen carecer de estabilidad laboral, acceso a beneficios institucionales y tiempo remunerado para dedicarse a la investigación e, incluso, a ciertas actividades inherentes a la docencia.
En la mayoría de los casos, únicamente se remunera el tiempo efectivo de clase, sin considerar el trabajo adicional que implica la preparación de contenidos, la evaluación de los estudiantes o la atención académica fuera del aula. Se han documentado casos de docentes que permanecen durante años en condición de contratados por hora, sin ser incorporados ni reclasificados dentro del régimen de carrera docente.
Más recientemente, la UNAH ha incorporado la modalidad de contratación de «profesores horarios». Sin embargo, esta presenta deficiencias similares a las de los contratos por hora, con la diferencia de que en este caso el pago se realiza mensualmente, algo que en la contratación por hora no siempre está garantizado.
Esta lógica de contratación prolongada y sin estabilidad refuerza la precarización del ejercicio docente y dificulta la posibilidad de construir una trayectoria académica integral que articule docencia, investigación y vinculación social.
Además, menoscaba las garantías establecidas en la Ley de Educación Superior, la cual reconoce a los profesionales que ejercen la docencia universitaria el derecho a la estabilidad laboral, a un nivel de vida acorde con su misión y a una jubilación digna. Aun así, cabe destacar el esfuerzo personal y la vocación de algunos docentes por hora que, pese a estas limitaciones, logran realizar publicaciones e investigaciones científicas.
A pesar de la contratación por hora como mecanismo para redistribuir la carga docente, los profesores con plaza permanente también tienden a concentrarse en actividades de enseñanza, sin una participación sostenida en la producción de investigación científica. Esto se explica, en parte, por la necesidad del profesorado de complementar sus ingresos mediante el ejercicio profesional fuera de la universidad.
A ello se suma la limitada formación en investigación. El Estatuto del Docente Universitario establece que el ingreso a la carrera debe realizarse mediante concurso público, y que la contratación debe recaer en la persona que obtenga la calificación más alta. No obstante, el Estatuto no exige, de manera explícita, experiencia en investigación o publicaciones como requisito para ingresar a la docencia universitaria.
Si bien se menciona que los aspirantes deben cumplir con las condiciones especiales requeridas para el cargo, lo que podría permitir su inclusión en los términos de cada convocatoria, el hecho de que la investigación no sea reconocida como un criterio obligatorio y permanente en el diseño estatutario debilita su papel como función inherente al quehacer docente universitario.
Por otra parte, aunque los procesos de selección docente en la UNAH se realizan mediante concursos públicos, estos han sido objeto de cuestionamientos recurrentes por su falta de transparencia y por las prácticas clientelistas e incluso de nepotismo, que limitan la garantía de que las plazas sean ocupadas por las personas con mayor preparación y calificación. Si bien en años recientes se han hecho esfuerzos por superar las irregularidades, incluidas denuncias por nombramientos sin concurso, persisten desafíos importantes.
Por ejemplo, el concurso convocado en marzo de este año habría podido fortalecerse mediante la habilitación de un portal público que permitiera consultar quiénes conforman el comité de selección, el perfil y hoja de vida de los participantes, los criterios aplicados, los resultados obtenidos y demás aspectos clave del proceso.
De manera similar, el procedimiento de reclasificación dentro de la carrera docente, aunque representa un avance hacia la consolidación de una trayectoria académica, requiere también de mecanismos más robustos de transparencia. Es fundamental que la comunidad universitaria pueda conocer quiénes han sido reclasificados, bajo qué criterios y a través de qué procedimientos, para asegurar legitimidad y equidad en el desarrollo profesional del cuerpo docente.
Finalmente, no es posible hablar de fortalecer la transparencia en el ingreso y desarrollo de la carrera docente sin abordar la urgencia de contar con procesos transparentes para la selección y elección del rector de la UNAH. Este aspecto es clave para garantizar la autonomía institucional y evitar injerencias que puedan comprometer la independencia académica y la calidad de la investigación.
Mientras estos procesos no sean más transparentes, participativos y libres de injerencias, será difícil que la universidad pueda consolidarse como un espacio de investigación académica rigurosa, crítica e independiente. La credibilidad y el impacto de la producción científica dependen, en gran medida, de su capacidad para desarrollarse al margen de intereses coyunturales.
2.2. La débil institucionalización de la investigación en la carrera académica: aprendizajes internacionales y vacíos en Honduras
A pesar de la obligación constitucional y legal que tiene la educación superior de contribuir al conocimiento científico, la producción académica de las universidades del país, con contadas excepciones, sigue siendo limitada. Esta situación se explica, en gran medida, por la débil institucionalización de la investigación, especialmente en lo que respecta a su integración como componente esencial de la carrera docente. Consolidar una trayectoria académica sólida y orientada a la generación de conocimiento exige, además, una asignación presupuestaria suficiente, estable y sostenida en el tiempo.
En países como Suecia —cuya academia es reconocida por su papel en la selección y entrega del Premio Nobel—, donde se concibe la carrera docente de manera integral con la investigación, el doctorado es un requisito fundamental para ingresar a la carrera académica. En Suecia, a diferencia de muchos países, la mayoría de estudiantes de doctorado son empleados de las universidades. El acceso no se realiza mediante una admisión general, sino a través de la postulación a plazas específicas de doctorando, publicadas individualmente por la institución.
Estos estudios tienen una duración de cuatro años a tiempo completo e incluyen cursos avanzados y la redacción de una tesis doctoral. Al finalizar el doctorado, los graduados pueden optar por ejercer su profesión en el ámbito práctico, o bien continuar una carrera académica, ya que el propósito central de esta formación es especializarse mediante la investigación y la producción de nuevo conocimiento.
No obstante, independientemente del camino que elijan, durante el proceso formativo se espera que los doctorandos dediquen hasta un 20 % de su tiempo a labores docentes, como parte de una preparación integral que articula la investigación con el desarrollo de competencias pedagógicas.
Esta exigencia responde a una concepción integral del doctorado, que no solo se orienta al desarrollo investigativo, sino también a la adquisición de competencias pedagógicas. En esa línea se permite, y en algunos casos se exige, la inclusión de cursos en pedagogía universitaria como parte del plan de estudios.
Cabe señalar que Suecia, incluso en comparación con otros países de Europa, destina una inversión significativamente mayor que la media a educación e investigación; solo en investigación invierte más del 3 % de su PIB. Aun así, no puede idealizarse como un sistema perfecto.
En contraste, en Honduras son pocas las universidades que ofrecen programas de doctorado, especialmente en el campo del Derecho. Además, los programas existentes son de creación relativamente reciente, lo que indica tanto su carácter incipiente, como los desafíos estructurales que aún enfrenta el país para consolidar una formación doctoral robusta y orientada a la investigación.
A pesar del avance que representa la oferta de programas de doctorado en el país, estos están estructurados principalmente en torno de módulos o cursos, lo que le otorga un enfoque más profesionalizante y cercano al modelo de maestría. Y aunque culminan con la presentación de una tesis, esta suele ser una profundización temática más que un ejercicio riguroso de investigación que produzca nuevo conocimiento. Por ello, estos programas carecen de una orientación claramente investigativa, ya que los doctorandos no suelen estar vinculados a proyectos de investigación que les permitan fortalecer dichas competencias.
En el ámbito jurídico, una de las principales contribuciones de los institutos y centros de investigación es la coordinación y publicación de revistas académicas. En la UNAH, el Instituto de Investigación Jurídica edita la Revista de Derecho y Lucem Lex. Algunas universidades privadas cuentan con publicaciones que, aunque no están dedicadas exclusivamente al área jurídica, incluyen aportes relevantes para esta disciplina; es el caso de la UNITEC con Tekné e Innovare, y de la Universidad Metropolitana de Honduras (UMH) con Sapientiae.
Estas revistas constituyen una plataforma para que estudiantes de grado y posgrado publiquen sus trabajos, favoreciendo el desarrollo de habilidades investigativas y el ejercicio de la escritura académica. Estas publicaciones también han servido como plataforma para difundir trabajos de docentes de la Facultad de Derecho y de profesionales del Derecho.
No obstante, muchas de estas contribuciones no alcanzan el nivel de investigaciones exhaustivas, pues, en la mayoría de los casos, suelen derivarse de esfuerzos personales e iniciales de muchos estudiantes por adquirir y aplicar técnicas de investigación. Y, a pesar de ser publicaciones con revisión por pares, las limitaciones estructurales del sistema de educación superior hondureño repercuten en su rigurosidad y pensamiento crítico, situándolas por debajo de los estándares de muchas revistas académicas internacionales. Aun así, representan un avance significativo al visibilizar una de las modalidades de producción académica en el país y al ofrecer un espacio de difusión para el trabajo de nuevas generaciones.
2.3. Escasa vinculación en redes académicas y de investigación internacionales
Una de las características esenciales de una universidad orientada a la investigación, es su participación activa en redes internacionales de investigación, intercambio académico y cooperación global. La internacionalización se ha convertido en una prioridad estratégica para muchas instituciones que buscan fortalecer su proyección académica, estableciendo acuerdos con contrapartes en distintas regiones del mundo para promover la movilidad estudiantil, los intercambios entre docentes e investigadores, y el desarrollo de proyectos de investigación colaborativos.
Si bien América Latina, en comparación con otras regiones y países, presenta un menor grado de internacionalización, también ha logrado avances significativos que han fortalecido su presencia en el escenario académico global, especialmente países como Colombia, México, Brasil, Chile, Argentina. Estos avances son particularmente relevantes, pues permiten que académicos de la región estudien y analicen nuestras realidades, enriqueciendo el debate global con miradas situadas y contextualizadas.
América Latina cuenta con iniciativas importantes orientadas a fortalecer la internacionalización de la educación superior. Un ejemplo destacado es el Espacio Común de Educación Superior Unión Europea – América Latina y el Caribe (UEALC).
No obstante, en este convenio aún persisten dificultades importantes; entre ellas la fragmentación y falta de estandarización de títulos, grados y programas de estudio que conlleva a obstáculos en el proceso de reconocimiento académico de títulos obtenidos en el exterior, así como las diferencias en el nivel de la educación superior entre países.
Estos obstáculos no son ajenos a la realidad hondureña. Muchos egresados de programas de posgrado en el extranjero, especialmente en el área jurídica, enfrentan dificultades para validar sus títulos en el país. Esta situación limita su incorporación a la academia pública y, en el caso de los doctorados de investigación, restringe la posibilidad de aprovechar su formación para fortalecer la producción científica desde espacios universitarios públicos.
Otro obstáculo son las marcadas diferencias en los niveles de preparación con que los estudiantes ingresan a la educación superior, una problemática especialmente crítica en Honduras. Esta situación se evidencia en los debates recurrentes sobre la Prueba de Aptitud Académica (PAA), particularmente en torno a su posible eliminación.
El trasfondo de esta discusión radica en que una parte considerable de los aspirantes a la educación superior pública presenta deficiencias formativas significativas heredadas del sistema educativo nacional, lo que supone un reto adicional para garantizar la calidad académica en las universidades. Pero restringir su ingreso mediante la PAA también implicaría limitar el acceso a la educación superior, lo que resulta especialmente preocupante tratándose de instituciones públicas, cuyo mandato es garantizar este derecho de forma equitativa.
En Honduras, tanto las universidades públicas como privadas han impulsado diversas iniciativas para avanzar en la internacionalización de la educación superior.
No obstante, mientras no se atiendan los problemas estructurales de fondo, será difícil que el país logre integrarse y, sobre todo, contribuir de manera institucional y sostenida a redes académicas y de investigación de alto nivel.
En este contexto, es impostergable abrir un debate profundo sobre la mejora de la educación superior y el fortalecimiento de la investigación universitaria, orientado a la solución de la problemática nacional y con la proyección de contribuir a los debates globales, tanto en su aplicación práctica como en su dimensión teórica.
Conclusiones
Es innegable que, para producir investigación científica, la academia hondureña enfrenta serios problemas estructurales relacionados con las modalidades de contratación, la remuneración, el acceso a la carrera docente y la formación en investigación.
Superar esta situación requiere revisar el marco normativo de la educación superior y adoptar una política sólida, con asignación presupuestaria suficiente, para revertir la precarización docente y garantizar que la investigación disponga del tiempo, los recursos y las condiciones necesarias para desarrollarse con altos estándares éticos y en un entorno de libertad académica que fomente el pensamiento crítico.
Este sería solo el primer paso hacia una cultura académica que fomente la investigación y siente las bases para la transformación real de la educación superior, la cual requiere una planificación a largo plazo y un compromiso sostenido para alcanzar estándares de calidad.

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